Hace poco empecé a leer El Artesano de Richard Sennett y creo que es un libro -y autor- que le puede interesar. Aunque tal vez ya lo conoce. En todo caso, pensé en varias de sus columnas y podcast en algunos pasajes del libro.
Postulás: "lo que une a los colombianos es que ninguno está convencido de que tiene suficiente dinero". Paradoja: ¿hasta dónde también lo pensamos del próximo?, ¿hasta dónde también creemos que el otro tampoco tiene el suficiente dinero?.
Señalás que es "una consecuencia natural de ser un país pobre" (y estoy de acuerdo). Pregunta: ¿hasta dónde lo que nos hace pobres es la envidia colectiva por la creencia equivocada que el otro está mejor que uno?
Lanzás una buena hipótesis para un propósito colectivo, sin embargo lo será cuando lo pensemos desde la posición propia y desde la posición ajena. Eso implica algún grado de solidaridad, empatía y generosidad que son geográficamente ajenas a ese imaginario colectivo llamado Colombia.
Me quedo con la tarea de leer a Alfredo Molano por lo que dice de que la Guerrilla y los Paramilitares eran los mejores empleadores por tener con qué pagar. Esto en parte es cierto y en parte opaca a los campesinos que quieren hacer lo correcto y aun así deben unirse por la presión de las armas y no desplazar a toda su familia. Por ejemplo, en el estallido social del 2021 la guerrilla en el Huila amenzó a los campesinos para ser parte de los bloqueos. Un primo de 15 años, que vivían en la finca con sus papás se tuvo que ir a vivir a la ciudad más cercana porque cada cierto tiempo pasaban a ver si estaba listo para llevárselo, luego la hermana, dos años menor, debió hacer lo mismo. Definitivamente Colombia quiere billete y para conseguirlo re-quiere seguridad.
El concepto abstracto de Estado Nación pasa por la crisis de su definición misma. Lejos del anarquismo, hay un fenómeno emergente sobre la relevancia de las ciudades y las comunidades, que en la medida que gana tracción le resta ilusión a los proyectos nacionales. Nial Ferguson en su libro La Torre y La Plaza, nos reta a pensar en ello. Las ciudades son concretas, los países abstractos salvo por sus chocorramos y frisbycombos, bueno y un equipo de ¿fútbol?
Hola Andrés,
Hace poco empecé a leer El Artesano de Richard Sennett y creo que es un libro -y autor- que le puede interesar. Aunque tal vez ya lo conoce. En todo caso, pensé en varias de sus columnas y podcast en algunos pasajes del libro.
Gracias por el tesón de todas las semanas.
Saludos.
Postulás: "lo que une a los colombianos es que ninguno está convencido de que tiene suficiente dinero". Paradoja: ¿hasta dónde también lo pensamos del próximo?, ¿hasta dónde también creemos que el otro tampoco tiene el suficiente dinero?.
Señalás que es "una consecuencia natural de ser un país pobre" (y estoy de acuerdo). Pregunta: ¿hasta dónde lo que nos hace pobres es la envidia colectiva por la creencia equivocada que el otro está mejor que uno?
Lanzás una buena hipótesis para un propósito colectivo, sin embargo lo será cuando lo pensemos desde la posición propia y desde la posición ajena. Eso implica algún grado de solidaridad, empatía y generosidad que son geográficamente ajenas a ese imaginario colectivo llamado Colombia.
Me quedo con la tarea de leer a Alfredo Molano por lo que dice de que la Guerrilla y los Paramilitares eran los mejores empleadores por tener con qué pagar. Esto en parte es cierto y en parte opaca a los campesinos que quieren hacer lo correcto y aun así deben unirse por la presión de las armas y no desplazar a toda su familia. Por ejemplo, en el estallido social del 2021 la guerrilla en el Huila amenzó a los campesinos para ser parte de los bloqueos. Un primo de 15 años, que vivían en la finca con sus papás se tuvo que ir a vivir a la ciudad más cercana porque cada cierto tiempo pasaban a ver si estaba listo para llevárselo, luego la hermana, dos años menor, debió hacer lo mismo. Definitivamente Colombia quiere billete y para conseguirlo re-quiere seguridad.
de acuerdo
Nunca para de sorprender la candidez de sus ensayos, así como tampoco la velocidad con la que mejoran sus entrevistas...
Apreciado Andrés, gracias por tu columna.
El concepto abstracto de Estado Nación pasa por la crisis de su definición misma. Lejos del anarquismo, hay un fenómeno emergente sobre la relevancia de las ciudades y las comunidades, que en la medida que gana tracción le resta ilusión a los proyectos nacionales. Nial Ferguson en su libro La Torre y La Plaza, nos reta a pensar en ello. Las ciudades son concretas, los países abstractos salvo por sus chocorramos y frisbycombos, bueno y un equipo de ¿fútbol?
Gracias por la recomendación de la película Relatos Salvajes, la veré sin falta esta semana que viene...