Tener, literalmente, una Aristocracia es una utopía sí, aunque es la aspiración correcta. Dos barreras:
1) Gobernar desde el óptimo técnico puede ser contrario al óptimo político, es decir lo que hace popular a un gobierno; una Aristocracia es utópica porque lastimosamente en la Democracia el voto lo captura el más popular, en lugar de por el más capaz.
2) Gobernar con honestidad (término dentro del que cabe la "buena fe" en general) supone honestidad en todos los interlocutores (la observación de Kant ayuda: "no vemos el mundo como es sino como somos") y de la misma manera hay muchos deshonestos que suponen el mismo comportamiento en sus interlocutores. La tragedia está en que los mejores gobiernan desde la buena intención y son juzgados (y condenados) por los peores que suponen la peor intención.
Dos ejemplos de la utopía: lo ocurrido al Dr. Javier Gutierrez en su paso por Ecopetrol y a Andrés Felipe Arias tras su Ministerio. Ambos representantes de lo mejor que ha tenido este país, ambos brillantes (en mayúsculas), ambos honestos, ambos preparados y ambos condenados injustamente por personas inferiores desde muchas perspectivas.
Someterse a los riesgos que implica esta utopía, la confirma.
Hola, estoy de acuerdo con la premisa antes expresada en columnas anteriores, referente a la falta de elites en la sociedad colombiana, he pensado en como puede crearse elites en el pais no circunscritas a circulos de gente con plata y conexiones, cada vez me atrae la idea de una lotocracia para designar ciertos funcionarios publicos, donde se inscriban ciudadanos con liderazco y experiencia en sus sectores, seria una salida para que los mejores esten cerca de la toma de decisiones y salir de la necesidad de poner amigos o cuotas de partidos para que ande el aparato estatal.
Espero que esté muy bien. Usualmente no estoy de acuerdo con sus columnas, pero con esta en particular sí que estoy en desacuerdo. Es un tema demasiado bueno como para tratarlo así.
No solo porque considero que al texto le falta rigor (por ejemplo, al asumir que solo hay un tipo de élite) sino que las razones que da sobre las ventajas de las élites son todas bastante flojas. En realidad, en el texto no hay nada que distinga a una élite de la manera como se comporta la gente con plata, y en Colombia no todas las personas con plata hacen parte de las muchas y muy variadas élites. En otras palabras, su texto no ofrece una buena caracterización de las élites, ni resulta particularmente persuasivo sobre las ventajas asociadas a que hay ventajas en que gobiernen. Y mucho menos hay justificación alguna a la idea de que a la gente no le importa quién la gobierne con tal de que tenga sus necesidades básicas satisfechas. Eso, de paso, es una provocación para el autoritarismo y el abandono de la democracia participativa.
Hay mucha literatura rigurosa en sociología, economía y en ciencia política sobre élites en Colombia y buen gobierno como para presentar textos en los que esta literatura brilla por su ausencia.
De paso, un trabajo excelente sobre elites que espero lo haga apreciar mejor lo que pasa en Colombia es "Elites, Estado y política económica en Colombia durante el segundo tercio del siglo XX" de Eduardo Saenz Rovner, disponible aquí: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9497062.
Creo que está confundido. ¿Por qué quiere encontrar referencias académicas en un Substack? El autor presenta un par de referencias bibliográficas relevantes para su argumento. Dos más que la mayoría de columnistas y comentaristas reconocidos en el país, agrego. Esto no es un paper. Ubíquese.
Andrés, que tema tan tremendo! Muy interesante el dilema que planteaste. Inevitablemente me hace pensar sobre el porqué sería imposible elegir los mejores, pero que no sean "amigos" en el sentido menos deseable de la palabra... si en las empresas de alguna forma, si es viable. Las redes de recomendación claro que influyen mucho, pero también se dan muchos casos en los que no son determinantes. Saludos!
Tener, literalmente, una Aristocracia es una utopía sí, aunque es la aspiración correcta. Dos barreras:
1) Gobernar desde el óptimo técnico puede ser contrario al óptimo político, es decir lo que hace popular a un gobierno; una Aristocracia es utópica porque lastimosamente en la Democracia el voto lo captura el más popular, en lugar de por el más capaz.
2) Gobernar con honestidad (término dentro del que cabe la "buena fe" en general) supone honestidad en todos los interlocutores (la observación de Kant ayuda: "no vemos el mundo como es sino como somos") y de la misma manera hay muchos deshonestos que suponen el mismo comportamiento en sus interlocutores. La tragedia está en que los mejores gobiernan desde la buena intención y son juzgados (y condenados) por los peores que suponen la peor intención.
Dos ejemplos de la utopía: lo ocurrido al Dr. Javier Gutierrez en su paso por Ecopetrol y a Andrés Felipe Arias tras su Ministerio. Ambos representantes de lo mejor que ha tenido este país, ambos brillantes (en mayúsculas), ambos honestos, ambos preparados y ambos condenados injustamente por personas inferiores desde muchas perspectivas.
Someterse a los riesgos que implica esta utopía, la confirma.
Hola, estoy de acuerdo con la premisa antes expresada en columnas anteriores, referente a la falta de elites en la sociedad colombiana, he pensado en como puede crearse elites en el pais no circunscritas a circulos de gente con plata y conexiones, cada vez me atrae la idea de una lotocracia para designar ciertos funcionarios publicos, donde se inscriban ciudadanos con liderazco y experiencia en sus sectores, seria una salida para que los mejores esten cerca de la toma de decisiones y salir de la necesidad de poner amigos o cuotas de partidos para que ande el aparato estatal.
Hola Andrés,
Espero que esté muy bien. Usualmente no estoy de acuerdo con sus columnas, pero con esta en particular sí que estoy en desacuerdo. Es un tema demasiado bueno como para tratarlo así.
No solo porque considero que al texto le falta rigor (por ejemplo, al asumir que solo hay un tipo de élite) sino que las razones que da sobre las ventajas de las élites son todas bastante flojas. En realidad, en el texto no hay nada que distinga a una élite de la manera como se comporta la gente con plata, y en Colombia no todas las personas con plata hacen parte de las muchas y muy variadas élites. En otras palabras, su texto no ofrece una buena caracterización de las élites, ni resulta particularmente persuasivo sobre las ventajas asociadas a que hay ventajas en que gobiernen. Y mucho menos hay justificación alguna a la idea de que a la gente no le importa quién la gobierne con tal de que tenga sus necesidades básicas satisfechas. Eso, de paso, es una provocación para el autoritarismo y el abandono de la democracia participativa.
Hay mucha literatura rigurosa en sociología, economía y en ciencia política sobre élites en Colombia y buen gobierno como para presentar textos en los que esta literatura brilla por su ausencia.
De paso, un trabajo excelente sobre elites que espero lo haga apreciar mejor lo que pasa en Colombia es "Elites, Estado y política económica en Colombia durante el segundo tercio del siglo XX" de Eduardo Saenz Rovner, disponible aquí: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9497062.
Hay que mejorar, Andrés.
Atentamente (y con aprecio),
Andrés Palacios Lleras
Creo que está confundido. ¿Por qué quiere encontrar referencias académicas en un Substack? El autor presenta un par de referencias bibliográficas relevantes para su argumento. Dos más que la mayoría de columnistas y comentaristas reconocidos en el país, agrego. Esto no es un paper. Ubíquese.
Andrés, que tema tan tremendo! Muy interesante el dilema que planteaste. Inevitablemente me hace pensar sobre el porqué sería imposible elegir los mejores, pero que no sean "amigos" en el sentido menos deseable de la palabra... si en las empresas de alguna forma, si es viable. Las redes de recomendación claro que influyen mucho, pero también se dan muchos casos en los que no son determinantes. Saludos!