Recuerdo que lo que más me impresionó del libro de uno de los estadounidenses secuestrados por las FARC fue que en un momento —ya entrados en el cautiverio— decidieron empezar a hacer ejercicio.
Hacían flexiones, sentadillas, trotaban en círculo en alguna zona despejada de la manigua.
Recuerdo pensar que lo último que uno debería hacer en una situación tan complicada, expuesto al dengue y a las boas, forzado a marchar durante días sin previo aviso, era desgastar todavía más el cuerpo.
Ahora pienso que lo que hicieron los estadounidenses tiene todo el sentido.
No solo porque así subían las defensas, sino porque en esas circunstancias el ejercicio era quizás una de las únicas maneras de pasar al tiempo vivo.
Tiempo vivo, tiempo muerto. El concepto se lo enseñó Robert Greene a su pupilo Ryan Holiday. Hay dos tipos de tiempo: cuando estás a la espera de que te pase algo (tiempo muerto), y cuando estás aprovechando cada segundo (tiempo vivo).
Tiempo vivo, tiempo muerto.
El contexto de la lección es que Holiday había aceptado hacer una consultoría para una empresa que de repente había terminado involucrada en un lío legal tan grande que solo tenían tiempo para eso.
A Holiday le seguían pagando, pero no hacía nada.
«Esperar a que se acabe el contrato y seguir cobrando mientras tanto», pensó.
«Tiempo vivo, tiempo muerto», le contestó su mentor.
¿Cómo aprovechar una situación que parece inaprovechable?
Ryan Holiday decidió aprovechar el caos de su cliente para tomar nota de cómo se comportan los humanos bajo presión y volverlo eventualmente un libro.
Malcolm Little pudo haberse podrido en la cárcel, pero en cambio decidió dedicarse a leer todo cuanto pudo. Lo primero que le tocó leer fue el diccionario, porque era prácticamente analfabeta. A la salida de la cárcel, ya era Malcolm X.
Entre cuatro años esperando a que se acabe el gobierno de incompetentes y hacer algo, hacer algo.
Pasar de tiempo muerto a tiempo vivo es recuperar lo que los economistas llaman agencia, la sensación de que uno puede incidir sobre su entorno y su futuro.
Recuperar la agencia es arrebatarles a las fuerzas externas el propio destino.
Es la viuda de Cliquot resistiéndose a que la muerte de su marido sea el único evento definitivo en su vida y conjurando, en medio de la adversidad, un imperio de champaña.
Es Edward Bok logrando la campaña de aseo más exitosa en la historia de Estados Unidos desde una revista de decoración del hogar.
Es Andres Camargo trotando el equivalente a una maratón en la cárcel, en uno de los cinco años de su injusta condena.
Tiempo vivo, tiempo muerto. La elección siempre está presente. Incluso cuando parece que no.
Al fin y al cabo, se pregunta el que vive bajo la tiranía, ¿quién soy yo para enfrentarme al régimen?
Es difícil pasar del tiempo muerto al tiempo vivo, más cuando se vive al vaivén de una tiranía.
¿Dónde está mi agencia?
La pregunta vale la pena, en todos los casos.
A veces la agencia no puede salir de las rejas de una cárcel. Para los estadounidenses no iba más allá de los pocos metros de selva despejada. Para los que viven bajo el régimen atornillado parece que no habrá nunca más agencia.
Hasta que alguien hace que algo cambie.
El populista se nutre de la gente atrapada en tiempo muerto porque nada le da más fuerza que un pueblo que se siente incapaz de mejorar su vida por sus propios medios.
Tiempo vivo, tiempo muerto.
Recomendación de la semana
Interpretación: Nessun Dorma por Pavarotti
Sublime.
Esta semana en Atemporal: Conversé con Carlos Caballero (segunda vez en el podcast) sobre Alberto Lleras Camargo y la caída de la dictadura de Rojas Pinilla. Es un episodio para aficionados a la historia y para los que, como yo, no tenían claro ese punto de inflexión (que es fascinante!).
Esta edición del newsletter es posible gracias a COMFAMA. Pocas instituciones han sido tan promotoras de la lectura como COMFAMA (opinión personal) y hoy quiero contarles que uno de mis lugares preferidos para trabajar -cuando estoy en Medellín- es la biblioteca de COMFAMA al lado del café Otraparte. Es uno de los pocos lugares silenciosos que van quedando en Colombia y siempre me ha gustado trabajar rodeado de libros.
Aquí pueden conocer el catálogo de libros para préstamo que tiene COMFAMA en sus bibliotecas, algunos de ellos en versión digital.
Me atrevería a decir que vivimos la mayor parte de la vida en "tiempo muerto", siempre esperando que sucedan diferentes cosas, ajenas a nosotros, para tomar acción. Algunos tenemos picos de lucidez, donde vivimos una fracción de "tiempo vivo" que por lo menos le da sentido a lo que hacemos. Cuando hacemos consciente lo inconsciente, caemos en la trampa positiva de ver el mundo con otros ojos. Le damos a la vida, "tiempo vivo".
Muy buen texto.
“Libertad es elegir qué hacer con lo que nos hacen” JP Sartre