Dos centímetros más a la izquierda y pierde el ojo.
Un poquito más arriba y el machetazo le perfora la aorta.
Todo el que ha sobrevivido a un susto grande tiene un cuento de estos. «El médico me dijo que un minuto más debajo del agua y no había nada qué hacer».
Los médicos, además de médicos, tienen talento para el drama. El paciente sobrevive y sale del hospital con la medida precisa que lo separó de la fatalidad: dos centímetros, un minuto, un sobresalto celestial en el pulso del gatillero.
Hay también una visión médica de la historia. Con la misma certeza con la que el médico tasa la cercanía con la muerte, el ciudadano promedio opina sobre el episodio que de haberse evitado habría traído felicidad y prosperidad definitiva para toda la humanidad.
Si tan solo el chofer del archiduque Franz Ferdinand no hubiera manejado como un absoluto tarado luego de haber sobrevivido al primer atentado (hay que considerar la angustia del pobre chofer), la Primera Guerra Mundial nunca habría ocurrido. Y sin Primera, no habría habido Segunda.
Si tan solo la Academia de Bellas Artes de Viena no hubiera despreciado el potencial artístico del joven Hitler, otro sería el mundo.
Si tan solo Luis Carlos Galán hubiera hecho caso y no hubiera asistido a esa manifestación en Soacha.
Si tan solo a Lee Harvey Oswald le hubieran prohibido volver a Estados Unidos tras su aventura soviética.
En fin.
La historia tiene eso de fascinante: vira en cuestión de centímetros —en la bala que roza la oreja de Trump en vez de alojarse en su cráneo—, en absurdos, en casualidades, en imposibles, en los pocos minutos que prueban ser tan decisivos que validan la máxima de Lenin según la cual hay décadas en las que nada pasa y semanas en las que pasan décadas.
La visión médica de la historia tiene una diferencia con el dramatismo médico y es que este último sí puede decir con bastante certeza que esa bala dos centímetros a la izquierda habría perforado el pulmón, pero nunca podremos afirmar con certeza (aunque muchos lo hagan) que Gaitán presidente hubiera sido aire suficiente para redimir a Colombia.
A veces los que dicen algo médico de la historia —«si tan solo»— son tan categóricos en lo que habría sucedido que me parece que lo que en realidad son es bastante ingenuos. Desconocen, en sus anhelos, la naturaleza caótica del mundo. Es casi un lamento bíblico: el paraíso estaba a la vuelta de la esquina y se perdió en el último segundo. Ahí empieza la visión médica de la historia, con el pecado original: si tan solo no hubiera mordido esa manzana.
En Colombia hay dos ejemplos clásicos de la visión médica de la historia. Parecen calcados. Dos hombres, casi con el mismo apellido, maestros ambos de la oratoria, ministros de educación los dos, iban a ser presidentes (esto sí seguro), y los asesinaron antes de cumplir con su destino. Hay de hecho una narrativa que dice que a los dos los mataron las mismas «fuerzas oscuras» que han gobernado este país desde siempre.
En el caso de Jorge Eliecer Gaitán —«el único político al que le ha importado el pueblo»— fueron tres balas del revolver de Roa Sierra lo que nos impidió entrar al paraíso.
Con Galán, cuarenta años después, murió la esperanza (esto también es cierto), y también —dicen los medico-historiadores— se cerraron las puertas del cielo.
La visión médica de la historia es buena como pasatiempo para imaginarse lo que habría sido, pero es mala como convicción. Asume que el camino se habría despejado con el evento tutelar —Galán presidente— y el mundo habría dejado de tener contratiempos.
Vale la pena enriquecer la visión médica con algunas preguntas. Por ejemplo en el caso de Gaitán: ¿habría podido gobernar sin el «país político»? (Galán diferenciaba el país nacional —el pueblo—, con el que él estaba, del país político —las élites políticas que gobiernan—, al que él enfrentaba). Con Gaitán en el poder, ¿en qué habría desembocado su grito de batalla, «a la carga»? ¿En el Paraíso o en los años más crudos de la Violencia?
Y sobre Galán: ¿habría sido capaz de transitar de la retórica al gobierno? Con mucho pragmatismo el presidente Gaviria se alejó de la política del presidente Barco de guerra total contra los narcos por la política de sometimiento, algo que pedía una sociedad desgastada por la violencia terrorista: ¿habría sido capaz Galán, que valerosamente enfrentó a los narcos, de eso?
Nadie está exento de caer en imaginar escenarios alternativos de la historia. Yo por ejemplo creo que si tan solo De La Calle y Fajardo se hubieran aliado en el 2018 nos habríamos ahorrado el cuatrenio Duque y por lo tanto el gobierno Petro. No creo que habría sido el Paraíso (visión médica de la historia), pero lo que sí creo es que no estaríamos en este horror de Purgatorio.
Recomendación de la semana
Película en cine: El aprendiz
Sobre la relación de Donald Trump con su mentor Roy Cohn. Tremenda.
Esta semana en Atemporal: Conversé con el CEO de Truora, Daniel Bilbao, sobre Virgilio Barco (mentiras). Hablamos de la mediocridad contagiosa, el capital social y cómo evitar que el clasismo se imponga en una empresa, la vida como un videojuego y mucho más!
Jejeje … no lo había pensado, pero así habría sido.
Interesante artículo