Me animé a leer la biografía de Elon Musk luego de ver esta conversación entre el autor Walter Isaacson y el fantástico escritor Michael Lewis (curiosamente ambos se graduaron del mismo colegio). Isaacson -que durante dos años se le pegó como una sombra a Musk- observa que Musk parece estar convencido de que estaba predestinado a embarcar a la humanidad en grandes misiones.
Lo que advierte el biografo sobre Musk no es un asunto singular; lo puede ver uno en muchos que han asumido unas responsabilidades gigantescas. Es tan abrumadora la tarea que uno solo puede preguntarse ¿cómo hacen para no asustarse con esa bestia que les tocó domar? La respuesta es que en vez de agrandarse parecen achiquitarse. Restarse importancia personal y creerse un mero instrumento a través del cual se materializa un plan que no surgió de su iniciativa.
El twitero colombiano de la mediana edad se equivoca cuando critica a Musk por arrogante; Mazzucato deja un tufo de ignorancia cuando dice que lo que hace Musk, lanzar cohetes por ejemplo, no es nada del otro mundo. No creo que Musk sea arrogante en el sentido que lo dice el twitero, que es el de un tipo creído, sobrado, que mira con desprecio a los demás. Creo que Musk ni siquiera mira a los demás. Es lo más cercano que tenemos a un alien. Ningún otro ser humano sería capaz de gerenciar tantas empresas tan complejas al mismo tiempo. Bueno, excepto Mariana Mazzucato, que le toca ser consultora al mismo tiempo de tantos gobiernos acomplejados.
Musk es arrogante en otro sentido. Walter Isaacson dice en esa conversación con Michael Lewis que la adquisición de twitter por parte de Musk tiene un riesgo. Musk ha sido muy efectivo revitalizando industrias moribundas (carros eléctricos, exploración espacial) a través de un enfoque optimizador de ingeniero. Twitter es una bestia completamente diferente. Es un punto de encuentro de la humanidad. Quizás la red social con mayor implicaciones políticas. Y está en manos de un ingeniero que parece más alienígena que la prolífica consultora Mariana Mazzucato.
De tantas críticas que se le pueden hacer a Musk es curioso que el twitero colombiano se vaya por la de que es “arrogante”. “Muy teso y todo, pero ya muy creído”. Es, posiblemente, la crítica más débil de todas. La gente que está en ese nivel no puede darse el lujo de ser creída de la manera como el reggaetonero que le quita el exhausto a su mazda 626 es creído. En ese nivel de dificultad parece ser que la estrategia sensata es minimizarse, creer que está en esa posición no por su propio mérito ni por su inteligencia, sino porque es un simple peón de una jugada cósmica. De lo contrario corre el peligro de caer en cuenta que está a cargo de una locura -¡cuatro empresas, quince consultorias, un pais!- y colapsar como es debido.
Noticia de la semana
Mi libro junto a Juan David Aristizábal:
Penguin Random House acaba de publicar Ante todo, hacer algo un libro sobre cómo hacer cuando nadie le dice a uno qué hacer a continuación. Lo escribí junto a mi amigo y mentor Juan David Aristizábal. En próximas ediciones les contaré más sobre el libro, pero por ahora me alegraría mucho que los que disfruten la manera como escribo lean Ante todo, hacer algo. Es lo mejor que he escrito hasta el momento y lo encuentran en librerías en todo el país.
Esta semana en Atemporal: Conversé con Álvaro Soto, antropólogo, exdirector de Parques Naturales y el líder del descubrimiento de Ciudad Perdida. Conversamos sobre sus expediciones, su vida, y mucho más!
Elon Musk - An Analysis of His Behaviour
( Roman/Nazi Salute)
In a meticulous analysis of the recent inauguration event for former President Donald Trump, it has been observed that Elon Musk, the wealthiest individual globally, executed two conspicuous gestures reminiscent of the Hitler salute. These actions were deliberate and unambiguous, embodying a symbol historically associated with the atrocities committed by the Nazi regime, which resulted in the deaths of millions. The pertinent inquiry arises: what motivated such a display?
Upon rigorous examination, it becomes evident that Musk’s actions were not merely performative but emblematic of a deeper ideological alignment. Historical records indicate that Musk’s maternal lineage harboured sympathies towards Nazi ideology, with documented instances of Holocaust denial. His father, Errol Musk, has been characterized by pronounced elitist and eugenicist beliefs, further complicating the familial narrative.
The nomenclature of “Elon” is purportedly derived from Errol’s fascination with rocketry during the apartheid era in South Africa, specifically influenced by Wernher von Braun, a former Nazi scientist. This connection is further substantiated by references to von Braun’s science fiction work, “Marsprojekt,” wherein a leader named “Elon” governs a Martian colony. Such historical intersections suggest a deliberate cultivation of ideological continuity.
Musk’s public persona reveals inclinations towards eugenicist thought, advocating for increased reproduction among certain demographics and expressing views that can be interpreted as supportive of hierarchical social structures. His endeavours, ranging from support for specific political movements in Europe to ambitious projects like Mars colonization, can be viewed through a lens that perceives a pursuit of ideological propagation.
The public execution of gestures associated with Nazi symbolism serves multiple functions. It acts as a litmus test for societal tolerance, gauging the extent to which such actions can be normalized or dismissed. The relative silence or muted response from mainstream media and political entities may indicate a broader desensitization or unwillingness to confront such displays, potentially due to complex socio-political dynamics.
In summation, Musk’s actions and historical affiliations suggest a nuanced and deliberate engagement with ideologies that warrant critical examination. The interplay between personal history, public behaviour, and societal response underscores the importance of vigilance in recognizing and addressing the resurgence of such ideologies in contemporary contexts.
GQ
Correcto; no es presuntuoso, es la forma como perciben la realidad. Hay un punto común en los ingenieros empresarios, el que el mismo W. Isaacson señala en su biografía de SP Jobs, el "reality distortion field"; no ven barreras, no ven imposibles, no ven restricciones, todo es parte del reto o mejor: todo problema tiene solución.
Y tiene solución porque hay un Propósito, cuando el Propósito está más allá de la persona y como bien señalás, uno termina siendo solo un instrumento de algo sumamente más grande. Y la historia está llena de ejemplos de eso!!!
Por eso, no hay personas exitosas, hay personas con motivación, con Propósito; y, al contrario: no hay personas fracasadas, hay personas sin la motivación correcta, sin rumbo.