Ep.164 Sergio Fajardo
Déjeme empezar con rumores. Rumores para empezar?
Bueno Lely pues. Escuché que hay un teorema matemático que no sé si tiene su nombre o en el que usted trabajó. ¿Eso es verdad?
Claro que sí. No uno sino varios. Cuento la historia.
Bueno. Cuento un poquito más acerca de cómo llegué a las matemáticas. Yo estudié matemáticas en la universidad de los andes.
Llegué a Bogotá en enero del 2000. De 2000 no. Está mintiendo sobre su edad.
Pero no solamente me entiende sino que sería un error catastrófico. 1974 yo llegué aquí de 17 añitos a Bogotá a estudiar matemáticas a la universidad de los andes. Y siempre llegué con una gran ilusión.
Una gran ilusión de las matemáticas. A mí las matemáticas me parecen la construcción más hermosa que ha hecho el espíritu humano en el sentido de construcción. Y dentro de las matemáticas el área mía es la lógica matemática que es lo más abstracto de las matemáticas.
Y yo estudié matemáticas por la belleza de las matemáticas. Nunca en mi vida pensé voy a estudiar matemáticas para aplicarlas a algo. No.
Por la belleza. Esa fue mi razón. Y así me acerqué a ese mundo.
Y en el mundo de la universidad que disfruté muchísimo. Disfruté mucho. Aprendí mucho.
Sin duda que fue una muy buena universidad para mí. Yo creo que la universidad de los andes es una universidad muy buena. Tuve un profesor, varios profesores, pero señaló uno que se llama Javier Caicedo Ferrer, hermano de Juan Martín Caicedo, que es una persona pública.
Fue alcalde de Bogotá. Hoy está en... ¿Cuál es el gremio que está Juan Martín?
Ya no me acuerdo. En el de las carreteras, las concesiones, etcétera. Bueno, pero este señor Javier Caicedo Ferrer fue un gran ejemplo para mí de lo que era ser un científico, una persona dedicada a la ciencia, su compromiso con la enseñanza, con la investigación.
Tuve la fortuna de tener una persona así en mi carrera y con él empecé a trabajar e hice maestría. Y en la maestría yo ya probé teoremas. Todo teorema que yo pruebe tiene que decir fajardo.
Así es como son los teoremas. Por supuesto, pues hay diferentes valores en el cuánto usted descubrió, cuánto fue el aporte. Eso tiene diferentes connotaciones.
Después de estudiar matemáticas en los Andes, que me gustó muchísimo, y ahí empecé a dictar clases y siempre sentí pasión y orgullo por dictar clases. Hoy dicto clases. Salgo de acá y voy a estar dos semanas dictando charlas, charlas.
Me fui a hacer el doctorado en matemáticas, en lógica matemáticas, en la Universidad de Wisconsin, en una ciudad que se llama Madison, que yo no conocía, y allá estaba un señor que, siendo estudiante acá en Colombia, yo lo había leído, admiraba y decía esto es una belleza impresionante. Yo leía un paper de los que escribía, se llama todavía está vivo, Kistler, y decía esto es una hermosura, esto es impresionante. Y Javier Caicedo, que había sido mi profesor acá, así lo reconocía y me había introducido a él.
La vida me dio la oportunidad de irme a estudiar allá, a donde estaba el señor que yo más admiraba en la lógica matemática. ¿Usted ya sabía que él estaba allá? Sí, yo sabía que estaba allá.
Yo escogí esa universidad porque él estaba allá. De hecho, ya estaba el mejor grupo de lógica para mí en ese momento. Estoy hablando, me fui de Colombia en 1979, mitad de año, yo ya había terminado la carrera y la maestría en los Andes, me fui para allá, yo sabía que ya estaba el mejor grupo de lógica matemática del mundo para mí.
Tuve la fortuna de llegar allá, a una ciudad que yo no había ido ni mencionar. Espectacular. Llegué y le toqué la puerta.
Yo me acuerdo cuando llegué en agosto de 1979, toqué la puerta, a mí se me había salido el corazón, iba a ver a Kistler. Hágale cuenta que para mí era si me encontrara con Messi a charlar un rato, digamos, para ponerlo pues en mundos bien opuestos de la lógica matemática al fútbol. Y me abrió la puerta, yo casi me desmayé de la emoción.
Bueno, desde ahí hasta el día de hoy, pero él es la persona más tímida que yo he visto en la vida. Un científico, un genio, pero tímido, retraído. Y yo charlo diciendo que él se asustó más conmigo que yo con él, que yo me iba a morir de la emoción de ver a Kistler, pues que era esa imagen que yo traía.
Desde ahí hasta el día de hoy, empecé a trabajar con él como estudiante. Él me dirigió la tesis de doctorado. Después de terminar el doctorado, yo fui a profesor en la Universidad de Colorado en Boulder y allá llegó él.
Después me invitó a volver a Madison. Allá estuve con él. Él me llevó, antes de todo esto que estoy contando, a Princeton en New Jersey, en el Instituto de Estudios Avanzados, donde estuvo Einstein Oppenheimer, por poner dos ejemplos.
Él estaba allá un año de profesor visitante. Me dio una beca para que yo fuera a trabajar con él. O sea, yo tuve una fortuna muy grande en la vida.
El ídolo que yo tenía, me encontré con esa persona y fui creciendo con él. Después escribí un libro con él, papers con él. Maravillosa experiencia en la vida.
O sea, esto fue algo maravilloso. Y con él, pues, publiqué varios papers y varios teoremas. Y me acuerdo, pues, nosotros teníamos los seminarios cuando era estudiante, seminario de teoría y modelos dictado por el profesor Kirchner.
Ahí estábamos gente de diferentes partes del mundo con él sobrado. Y él era tan brillante que cada clase que nos iba dando, iba trayendo conceptos nuevos que él iba produciendo. Yo había ido, pues, a veces iba a su oficina, profesor, yo quiero comentarle esto, esto, esto, y conversamos.
Le dije dos, tres cosas que yo había pensado. Y un día estamos en clase y llega él y empieza a dictar sus clases. Todos tomábamos nota porque no había libro con eso.
No era que estuviéramos siguiendo un libro, sino lo que él producía. Impresionante. Yo era fascinado y todavía me siento igualmente fascinado de recordarlo.
Y un día pone teorema y pone entre paréntesis Fajardo. Yo casi me desmayo. Los compañeros del seminario me miraban diciendo, uy, pues este ya tiene su teorema.
Y él, pues, explicó. Y era lo que yo había ido a comentar con él el día antes. Le había dicho, yo he estado pensando en esto, yo creo que esto es por este lado y se puede hacer así, y así, y así.
Y le dije, ya, yo me fui. Y al otro día, él era muy especial, muy generoso. Entonces pone mi nombre, Fajardo, teorema, lo que había dicho y la demostración que yo había sugerido y él la termina.
Este teorema es el que me da un gran orgullo. Después publicamos varios papers, libros, en fin, de todo eso hicimos. Pero es un homenaje que yo le hago en la vida a profesor Kistler.
¿Quiere que le cuente una anécdota del profesor Kistler? Yo no sé si esto le importa a la gente. Usted verá cómo edita, señor.
Pero bueno, mire, este es mi papá, a quien yo adoré. Ya no está vivo. Nació el 3 de diciembre de otro año.
Javier Caicedo, el profesor que acabo de mencionar acá, el colombiano, pero espectacular. Nació el 3 de diciembre. El profesor Kistler nació el 3 de diciembre.
Y el mejor estudiante que yo tuve cuando era profesor de matemáticas, dirigiendo la tesis, nació Javier Peña, se llama. Tuve brillantes, pero ese Javier Peña era buenísimo el 3 de diciembre. ¿Cómo me dice?
Pues usted calcule la probabilidad de eso. Increíble. 3 de diciembre, mi papá, 3 de diciembre Javier Caicedo, 3 de diciembre Kistler, 3 de diciembre este super estudiante que yo tuve.
Eso es una casualidad. Tremendos. La probabilidad es pequeña.
Es muy pequeña. Pero bueno, ahí le conté ya. Entonces hay varios teoremas que yo hice, unos solo, otros en conjunto.
Y en el mundo científico es cuando otra persona cita el teorema y dice yo hice esto por el teorema que probó tal. Entonces hay unos teoremas que yo fui parte de eso y me siento muy orgulloso. ¿Qué habilidades se necesita para producir un teorema matemático?
Bueno, las matemáticas son una formación especial. Hay unas ciertas características que debe tener cualquier persona en cualquier área, entre comillas. Disciplina.
La disciplina es muy importante. O sea, esto es un trabajo, pero continuo, permanente. Resiliencia, para ponerlos en términos más mundanos.
Resiliencia es, usted empieza a trabajar y se estrella. Yo no puedo mostrar esto. Tengo que seguir.
Hay que seguir. No se puede derrotar uno ante un obstáculo. Para mí eso es una enseñanza importante para la vida en general.
Entonces disciplina, resiliencia. Por supuesto se necesita una formación sólida. O sea, esto no es, en ese mundo, en esa sofisticación del mundo matemático es muy difícil.
Hay unas personas que tienen, yo he visto unas personas con unos talentos, mi profesor Kistler. Yo me sentaba a trabajar con él todas las tardes, cuando fui profesor visitante y trabajaba con él, y ahí después escribimos el libro y varios artículos. Pero yo lo veía, si este señor en una hora logra unas cosas que si yo solo lo estuviera haciendo, yo me demoraba un mes para lograrlo de él.
Y por eso es un privilegio en la vida, ver, trabajar al lado de un genio de esa manera. Todos tenemos velocidades, todos tenemos diferentes talentos, se necesita un talento, se necesita disciplina, resiliencia, convicción. Eso es parte para mí fundamental, la adora esto.
Si usted no lo adora, no lo logra. Y hay gente muy inteligente. O sea, yo por eso muchas veces me dicen, este es inteligente.
Yo he visto inteligentísimos, pues con eficientes intelectuales lo que quiera, mucho más inteligentes que yo en esa medida. Pero hay unos que los que marcan la diferencia son los que tienen las condiciones, disciplina, resiliencia, convicción, estar usted dele dele dele dele. Y por supuesto, pues una escuela sólida, conocimientos avanzados, el rigor del matemático en matemáticas no vale.
Yo creo que esto es. No, no, no. Usted lo demuestra o no.
Hay personas que son muy importantes y si una persona tan importante dice que le parece, se llama conjetura. Dice, el señor Acevedo conjetura que esto pasa. Eso hace que la gente lo investigue, porque si él conjetura eso, que es un súper sobrado, aquí tiene que haber algo.
Es un problema abierto. Hay que ver qué pasa. Y muchas veces se trabaja sobre eso.
Entonces dice, este es una conjetura y yo tengo la respuesta. Y así es parte de la forma como va avanzando este mundo científico. Personas bien importantes que han avanzado plantean problemas.
Entonces ese mundo es una forma distinta de vida, por supuesto, el mundo de las matemáticas, que está muy asociado con el mundo científico, pero los matemáticos, esto ha cambiado, por supuesto, la presencia de los computadores, todo esto trae otras condiciones. Pero el matemático todavía, yo siempre asocio mucho papel y lápiz, concentración. No es tanto el trabajo colaborativo.
Usted no está en un laboratorio. Matemático piensa mucho solo, mucho solo. Ya después se encuentra con otros y comparten seminarios y cosas.
Pero es un mundo maravilloso. Entonces todos los que quieran estudiar matemática, que lo estén viendo, estudien. Segundo rumores, ya le garantizo que no habrá más.
Tranquilo. Escuché una cosa curiosa.
[Orador 2]
Y es que usted es quizás la única persona en el mundo que tenía un plan de carrera y luego se le cumplió. Entonces yo escuché que usted en cierto momento de su vida dijo, yo quiero ser primero científico, matemático, y luego quiero ser político.
[Orador 1]
¿Ese es un rumor? ¿Usted tenía esa proyección? No tanto como proyección, como proyecto de vida.
Pero hay ciertas cosas que encajan. Yo quería ser un matemático y me propuse y estudié, estudié muchísimo, trabajé muchísimo, le puse toda mi capacidad, mi energía, mi vida, y llegué a unos niveles bastante altos en el mundo académico colombiano. Yo ya era profesor titular de la Universidad de los Andes, que no es tan sencillo.
También empecé a ser profesor de la Universidad Nacional acá en Bogotá. De hecho, una vez di un curso en Medellín. Tuve el profesor Kirchner, que era mi ídolo.
Lo que yo había soñado, estuve con él, trabajé con él, me dirigió a la tesis de doctorado, tomé clases, me dirigió a la tesis de doctorado, trabajamos juntos, ya fuimos colegas, escribimos papers, escribimos libros, o sea, eso era una parte de mi realización como matemático. Tuve muy buenos estudiantes en la Universidad de los Andes y en otras partes, en la Nacional conocí, pero en los Andes tenía brillantes, brillantes. Entonces, en ese mundo yo llegaba hasta un punto y dije, ya he logrado mucho, mucho, y me gustaba, y así lo he enseñado.
Pero al mismo tiempo, desde siempre, yo tenía la preocupación por la política, por lo público, por la sociedad en que nosotros vivimos. Eso lo tengo yo desde siempre, desde siempre. Entonces, yo tenía esas dos componentes, la preocupación por la ciencia, la matemática, y tenía la preocupación por la sociedad en que vivimos.
De hecho, cuando yo volví a Colombia, después de hacer el doctorado y trabajar allá en 1985, empecé a escribir columnas de opinión en el periódico El Mundo, ya no existe, era otro 1985, estamos hablando de hace un tiempo, no había nacido todavía, y empecé a escribir columnas. Y yo escribía sobre el país, yo me preocupaba, yo hablaba con personas de diferentes disciplinas. O sea, yo siempre tuve esa curiosidad, tenía el matemático concentrado acá y otra también, esa preocupación por el mundo, estudiar, ver, entender, conversar personas.
Entonces, siempre tenía ese espíritu y escribía. Yo escribí columnas hasta que ya entré a la política, pues que ya no podía. Y hablando del país, de lo que yo pensaba, por supuesto de la educación, la ciencia, la tecnología, tuve la oportunidad, gracias a un señor que se llama Clemente Forero, a quien yo estimo mucho y que fue por él que entré a este mundo, de hacer parte del Consejo Nacional de Ciencias Básicas, cuando se creó el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
Estoy hablando del gobierno de César Gaviria, Clemente Forero era el director de ColCiencias, armaron los comités en las diferentes áreas y en alguna reunión que hicieron, y yo fui, levantaba la mano y preguntaba, era un atrevido, decía, dijo, este, ¿quién es hombre? Después, somos amigos con Clemente. Me trajo, me invitó a que fuera parte del Consejo Nacional de Ciencias Básicas con Moisés Baselmar, con una cantidad de gente muy importante.
Todo eso me servía a mí como aprendizaje en la vida. Yo aprendí mucho. Entonces, estaba en eso, pero tenía la preocupación por lo público.
Siempre, siempre tuve la preocupación. Entonces, y hace poco, estábamos en el cumpleaños de Javier Caicedo, que cumplió 80 años en los Andes, y le estaban haciendo un homenaje. Yo fui y comenté mi experiencia con él y lo orgulloso y lo que me hacía.
Pero él decía, desde siempre tenía la atracción por la política. Yo no pensaba tanto que miraran así, pero todo el mundo decía, sí tenía atracción por la política. Y empecé a moverme hacia la política.
Bueno, y aquí vamos, estamos hablando por política, no por ciencias. Pero no había una cosa así como un plan secreto en el que usted dijo, a los 38, cuando tenga 10.000 citaciones de mis teoremas, hago la transición, nada del estilo. No, y por lo general, yo sentía que me gustaba, pero no encontraba un espacio.
Si quiere, empezamos a contar cómo encuentro ese espacio. Sí, pero sobre todo déjeme planteárselo en el siguiente sentido. Usted estaba viviendo en Bogotá, es profesor titular de matemáticas.
Usted había venido desde Medellín hacía una cantidad de años. Usted era un niño cuando venía a Medellín. 17, claro.
Y toma la decisión difícil de volverse a Medellín. Hablemos de los antecedentes, cómo se empezó a gestar ese punto de inflexión. Tiene que ver con esto, cierto.
Mire, yo le cuento la historia. Yo escribía artículos sobre política, de todo escribía, no sólo de educación ni de ciencias, sino de todas las cosas. Ahí están.
Yo nunca he borrado ninguno, ni como no he borrado ni un tuit, nada. Yo nunca he borrado nada. Ahí está y está, listo.
Y, pues, evidentemente, yo empecé escribiendo columnas en el mundo. Ese mundo se acabó. Después escribí en el periódico El Espectador.
En la revista Dinero, Juan Luis Londoño me decía, pero vos tanto hablás. Yo hablaba del emprendimiento desde hace muchos años. Ahí estará, si buscan en alguna parte.
Yo no guardo ningún archivo de eso. O sea, yo no tengo ningún artículo mío. Decir, mire, que aquí tengo el que escribí en 1997.
No, yo todo eso borrado. Pero ahí está. Entonces, Juan Luis Londoño me dijo, pues, tanto que hablas vos, que la educación y todo eso.
Escríbase una columna en Dinero. Pues, por él, escribí columnas en Dinero. Después empecé a escribir en El Colombiano, mi tierra.
Entonces, empecé a escribir. Yo escribía una en El Espectador cada 15 días y otra en El Colombiano. Entonces, en El Espectador era de otra manera y en El Colombiano empecé a ubicarme más en Medellín, en Antioquia, porque yo nunca dejé de ir.
Siempre iba, pues, para mis papás, mis mamás, con mi familia, con los niños, a pasear. O sea, eso siempre lo mantuve. Yo nunca dejé de estar ahí, pues, siempre pendiente.
Y disculpen que lo interrumpa. ¿Cómo percibía usted la ciudad? Esto era, ya había muerto Pablo Escobar, pero en todo caso seguía siendo una ciudad violenta.
Cuéntame un poquito. Bueno, sí, ahí voy al contacto de todo esto. Entonces, pues, yo no viví en Medellín sus épocas violentas.
No, a mi familia, todos los que estaban allá les tocó. Yo no, a mí no me tocó. Yo nunca vi un mafioso para decir algo.
Nunca vi un muerto como tanta gente. Es doloroso y crudo lo que estoy diciendo, pero a mucha gente en Medellín le tocó. En 1991 Medellín tuvo 375 homicidios por cada 100.000 habitantes. Eso es inimaginable, inimaginable en cualquier lugar del planeta. Y nuestra Medellín los tuvo. La barbarie, eso era la muerte en las calles, en muchos espacios.
Yo no vivía allá, en el sentido físico, cierto, pero siempre tenía esa conexión. Y voy a contar esto, que hace parte de todo este mundo de ataques y todas estas cosas. Un señor que se llama Álvaro Uribe, sí, yo escribía columnas y en alguna oportunidad hablamos acá en Bogotá para también casado con Lina Moreno, de los morenos míos.
Yo soy moreno también, entonces, como somos los paisas, que a veces se burlan de mí. Ustedes todos son primos. Si usted es Acevedo y yo soy Acevedo y tenemos una raíz común, somos primos.
Esto en Bogotá suena rarísimo, pero nosotros tenemos el sentido. Los paisas, yo siempre digo, y lo cuento por acá cuando me toca explicar, pues acerca del país elígeno. Cualquier país que usted escoja por importante, por lo que sea, viene de un pueblo, por ahí había un montañero antes.
De eso tenga la certeza. Allá nadie nació en la realeza. Hay gente muy importante, muy rica, todo lo que usted quiera, pero el origen de la mayoría de los paisas es por una montaña en un pueblito.
Los morenos vienen de Santo Domingo, Antioquia. Seguro que no has ido a Santo Domingo, Antioquia. Muy poquitas personas.
Y yo fui cuando fui gobernador. Pero bueno, es una anécdota escarreta, pues. Pero Álvaro Uribe me dice a mí, yo lo conocí.
Él era del grupo liberal de Ernesto Samper y Horacio Serpa. Era el liberalismo popular. Creo que era el nombre del grupo que ellos tenían y él estaba en Antioquia.
Es dinámica la política, ¿no? Pues ustedes van viendo.
[Orador 2]
Pero era de ese grupo.
[Orador 1]
Eran los, digamos, los más avanzada social dentro del mundo del Partido Liberal, con todas las discusiones que tenían allá dentro. Yo nunca fui a ese partido, cierto. A mí no me tocó vivir con Galán, porque yo vivía afuera.
O sea, a mí no me tocó el momento de Galán, de cuando él surgió. Siempre miraba a esa figura, pero yo nunca había tenido, pues, cuando yo llegué a Colombia ya había pasado la euforia inicial. Le ponía atención.
Toda mi familia eran galanistas y lo mataron dentro de todo esto. Entonces, Álvaro Uribe conversamos en alguna oportunidad en Bogotá, siendo el senador, etcétera. Y yo escribía artículos, decía Antioquia tiene que apostarle a la ciencia y la tecnología.
Antioquia tiene que... Escribía yo en El Colombiano. Y me pasa una cosa en el año 1995.
De Pro Antioquia, que estaba en cabeza de Juan Guillermo Jaramillo y J. Mario Aristizábal, dicen, mire, usted todo el tiempo está diciendo que Antioquia debe hacer esto, que Antioquia debe hacer esto, que Antioquia es la educación, que Antioquia es la ciencia. Dije, ¿por qué no viene acá a Pro Antioquia y hace un proyecto para organizar el Centro de Ciencia y Tecnología?
Que en algún momento estudió y eso se había acabado. Venga, sí, usted habla mucho y escribe mucho. Pues a ver, aquí venga a ver si es capaz de...
Me suena. Y en ese momento Álvaro Uribe hará la gobernación de Antioquia y me invita a ser de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia. Yo escribía sobre los temas de paz y todo eso, de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia.
Yo dije, pues sí, me pareció... Así pasan las cosas en la vida, ¿cierto? Porque es que uno dice, yo tengo este proyecto, pero de repente pasan accidentes que se van juntando.
Y de Pro Antioquia me dicen el tema de la ciencia y la tecnología. Y Álvaro Uribe, gobernador, me dice el tema de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, que él se inventó esa figura. Había una persona que era el alto comisionado para la paz de Antioquia.
Esa fue la época de las Convivir. Yo le dije, yo no estoy de acuerdo con las Convivir, nunca en mi vida estuve de acuerdo. Pero yo puedo participar en la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia.
Y de repente me encuentro yo con esas dos posibilidades en la Universidad de los Andes. Me permiten a mí organizar las clases de manera tal que las tengo bien organizadas. Y yo iba dos días a la semana a Medellín.
Empecé a volver a Medellín. Ya no a pasear, pues, sino a trabajar. Y ya de ahí no salí.
En ese momento usted todavía no era consciente de que esto lo iba a ajalar con tal fuerza que era cruzar el umbral casi. Sí, yo no sabía. Y empecé.
Era el Consejo Nacional de Ciencias Básicas. Y empiezo a ir. Y de repente me empiezo a encontrar con mis raíces.
Llevaba tanto tiempo por fuera. Casi 20 años por fuera en el sentido formal de vivir allá. Viví cinco en los Estados Unidos, seis en los Estados Unidos en ese periodo.
Y de repente me empiezo a encontrar yo con mis raíces. Vuelvo. Pues yo iba siempre, por supuesto.
Pero empiezo a trabajar. Y empiezo a construir ese proyecto de Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia que todavía está funcionando. Empiezo a conectarme con un montón de gente.
A ir por muchos lados. A conversar con mucha gente. Y de repente yo me siento invadido por Medellín y Antioquia.
Era una época durísima en esa época. 1991 fue el punto más alto, pero en el 95 teníamos esa violencia tremenda allá y en Antioquia y todo esto. Y empiezo en la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia.
En esa Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, por ejemplo, participaba Roger Fisher, que era el gurú de la negociación en el mundo. Álvaro Uribe estaba en Harvard y había conversado con él y lo invitó. Estaba uno que fue del Frente Facundo Martín de San Salvador.
Era una mezcla. Monseñor Isaias Duarte Cancino, John Gómez Restrepo. O sea, era una mezcla de personas interesantes y yo estaba ahí.
Entonces empecé a ir a Medellín a trabajar en el Centro de Ciencia y Tecnología. Conversé con todos los rectores. Me acuerdo de Rafael Audad, que era el rector de la Antioquia.
Empecé con gente de organización, de todo. Y de pronto la vida me empieza a tragar. O sea, Medellín y Antioquia me empiezan a tragar.
Me volví a conectar con mi origen, con mis raíces. Maravilloso. Pero yo no había diseñado eso.
Yo nunca podía haber diseñado eso. Pero eso me va llevando, me va haciendo pegar lo que yo traía como científico, lo que había logrado y empezar esa preocupación política que siempre tuve. Y de repente empiezo a encontrarme en ese mundo.
Eso fue una experiencia espectacular y aquí vamos. Por eso es que estoy aquí. Permítame preguntarle.
Usted siempre ha sido un obsesivo de encontrar el problema, de marcar cuál es el problema que hay que resolver. Sí.
[Orador 2]
¿Cómo fue el diagnóstico en esa experiencia?
[Orador 1]
¿Usted llegó a entender más o menos bien por qué, a pesar de que ya había muerto Pablo Escobar, esa ciudad seguía siendo tan violenta? Yo empecé a entender y yo aprendí muchas cosas. A mí me gusta, y puedo dar un salto a hoy, por un segundo.
Hay una frase, hoy, estamos hablando de 2025, que para mí es una inspiración y que la pongo en todas mis presentaciones desde hace dos años. Enséñale a tus hijos lo que aprendiste tarde en la vida. Enséñale pronto a tus hijos lo que aprendiste tarde en tu vida.
De Richard Feynman, que fue premio nobel de física. Súper genio. Yo apenas leí esa frase y ahí estoy yo.
Yo todos los días estoy aprendiendo. Yo he aprendido mucho. Seguramente de eso podemos hablar ahorita, en unos minutos, de todo esto que ha pasado en la política.
A mí me gusta aprender. Tengo la disposición. Entonces, cuando yo empiezo a estar en esto, yo empiezo a aprender.
Empiezo a hablar con otras personas que nunca hablaba. Yo venía del mundo científico. Yo conocía personas del mundo científico.
Participaba con gente buenísima. La misión de sabios. Yo escribí un capítulo con un amigo, no como sabio, sino que nos llamaron a contribuir.
Pero empiezo a aterrizar. Entonces, cuando yo voy a construir el Centro de Ciencia y Tecnología y empiezo a hablar con gente por todos lados, y en esa Comisión Facilitadora de Paz me encuentro otro mundo. Y empiezo a ver esa Medellín, esa Antioquia.
Yo estuve en apartado como el señor Isabel Duarte Calcedo, cuando Gloria Cuartas era la alcaldesa de allá y empezaron las autodefensas a destruir. O sea, un montón de cosas. A mí me tocó, en el contexto de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, reunirnos con Carlos Castaño.
Así, a esta distancia. O sea, yo empiezo a aprender un montón de cosas, todos mis cables, mis emociones políticas, mis sensaciones, y empiezo a verlo, a sentirlo en mi tierra. Bogotá era otro mundo.
Y entonces yo iba de este mundo de Bogotá y aterrizaba en todo esto. Impresionante. Impresionante la gente que yo conocí, las organizaciones que yo veía, la forma como esa ciudad resistió tanto, porque es que fue la barbarie la que tuvimos en Medellín, en Antioquia, en Colombia muchas veces, pero allá fue el foco central.
Entonces yo empiezo a conocer gente, a descubrir, a entender el foro alternativo de futuro. Participé allá, conocí a un señor que para mí fue muy interesante y muy importante, Nicanor Restrepo, que era la expresión de un empresariado distinto, que tenía una conciencia social, que sabía lo que estaba viviendo esa ciudad. Medellín fue un drama humano muy grande y para mí es también al mismo tiempo una resiliencia muy fuerte.
Eso que pasó allá, aguantamos y yo creo que hemos avanzado, pero fue tremendo. Entonces yo empecé a conocer todo eso y empiezo a entender. Pero aprendí una cosa muy importante en la primera reunión de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia.
Estoy hablando de 1995, ya no me acuerdo en qué día. Pero pues, por esta época. Hace 40 años aprendí esto.
Vamos allá y está el señor Roger Fisher, el genio de Harvard, el gurú de las negociaciones en el mundo. Él fue el que volvió académico el tema de la negociación y de ahí para adelante pues han pasado un millón de cosas. Yo lo vi, yo iba a ir a esa reunión, yo sabía que él iba a estar y yo decía, no, esto va a ser los gringos que tienen una receta para todo y aquí están los 10 pasos para ser felices y yo pensaba y yo pensé, dije, no, pues ahora éste nos va a enseñar eso.
Pero dije, voy a leer el libro de él. Un libro muy famoso, How to get to Yes. Muy famoso, ese es un libro base del mundo de las negociaciones.
Estaba en español, lo tomé, lo leí y dije, esto es interesante. Yo me he cometido varios errores. Uno de esos era despreciar ese mundo porque yo venía de una cosa súper sofisticada, digamos, y empiezo a leer esto y es interesante y me gusta la forma como explica y cómo simplifica las cosas y lo explica con una claridad tremenda.
Me sorprendí yo, me alegré de haber leído el libro y llega Roger Fischer a la Comisión Falsificadora de Paz, ahí estamos todos. Cuento la anécdota de la primera reunión. Entonces empieza Roger Fischer, bueno, todo ese profesor de Harvard, el que había sido guerrillero de Farabundo Martín.
Ahí estábamos, varias personas. Yo era el más pelado, yo toda la vida siempre fui el menor en todo, ahora donde voy soy el mayor. Entonces, él dice, bueno, ¿quién va a tomar notas?
Él hablaba en inglés, sabía que traducía el español, esto era eterno. Todo el mundo, como siempre, mira a las mujeres. Ese era el esquema machista habitual, que toman notas son las mujeres.
Yo me acuerdo mirando a María Inés Restrepo, que era la directora con fama que participaba, gran mujer. Entonces nadie se movía. Entonces Roger Fischer, yo lo hago.
Entonces empieza él con su cuaderno típico de profesor gringo, que es como un bloc de hojas amarillas a tomar notas a mano. Y empezamos a hablar, él hablaba en inglés, respondíamos en español, había que traducir todo esto. Era una persona muy amable, sentía yo, y yo veía cómo íbamos haciendo.
Entonces terminó, recogió las opiniones de todo el mundo, todas las tenía, a todo el mundo le puso atención, y dice, les voy a leer lo que yo entendí y lo que yo recogí. Bueno, listo, profesor, lees esto. Nosotros aquí no hacemos nunca eso, lo lee.
Entonces me acuerdo que dice, Sergio dijo esta cosa. Le dije, no, no, profesor, yo, no, no, eso es lo que yo quise decir. Entonces me pasa el papel y me dice, ponga, escríbalo.
Pues sí, como lleva dos horas el señor tomando notas, yo le voy a decir, le voy a dictar para que copie él, me lo paso y me dijo, póngalo. Al final todos pusimos. Y me dio una gran lección de cómo involucra usted a una gente para participar.
Él tomó nota, escuchó, puso atención, nos dijo lo que él pensaba, y cada uno terminó poniendo dentro de todo esto. Me enseñó muchas cosas. Una, que es muy difícil, que es muy fácil de decir, es aprender a escuchar.
Yo antes hablaba de primero, ¡pum!, a la yugular. Después dije, no, me enseñó. Y la vida.
Es que yo tenía mucha suerte en eso, pero pues a uno las oportunidades se crean. Me hice muy amigo de él. Entonces en esas reuniones yo hablaba con él, profesor, me contaba cosas, él estuvo con Mandela, me contaba un montón de cosas él.
Y al final de todo esto, pues esas sesiones de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, yo le dije, profesor, yo quiero ir a tomar un curso con usted, dejar con él. Dijo, usted no necesita. Usted ya sabe lo que yo ya le enseñé, usted ya vio.
Me dio todos sus libros autografiados. Dijo, usted no necesita ir a tomar curso conmigo. Fue adorado conmigo.
Me cogió como pupilo pues dentro de todo ese grupo, ¿cierto? Para mí fue una gran lección. Entonces yo he tenido la oportunidad de encontrarme con personas maravillosas en la vida de manera inesperada, porque yo no esperaba eso, pero él fue muy importante.
Fue muy importante en la vida mía. Me enseñó muchas cosas, algunas las he aplicado, otras me ha tocado más adelante en estos tiempos reflexionar sobre muchas cosas, pero fue bien chévere eso. Y ahí entonces ya estaba en política.
Sí, permítame, ¿qué tanto dudó usted ya la renuncia a los Andes como profesor? Pues vamos avanzando. Yo sigo escribiendo columnas, estuve participando en esa comisión.
Yo estuve en la cárcel hablando con los... estuve en la cárcel modelo en Bogotá, estuve en la cárcel de Itagüí hablando con los guerrilleros presos del ELN, Galán y Felipe Torres, esos eran sus nombres de guerra. Muchas conversaciones con ellos.
Fui a las cárceles, vi paramilitares, narcotraficantes, había de todo en ese mundo. Para mí todo esto fue un aprendizaje tremendo, único en la vida. Yo siempre estaría agradecido de eso.
Mucho, pero mucho aprendí. Me acuerdo de Gloria Cuartas como sufría siendo alcaldesa de apartado Monseñor Isaias Duarte Cancino. Tuve la oportunidad de estar en reuniones donde estaba Carlos Castaño como parte de este trabajo.
Conocí mucha gente. O sea, yo iba, estaba, empiezo a ir a Medellín y el mundo se me convierte alrededor de mi tierra todo esto que estaba conociendo. Esa gente impresionante que había en Medellín, de las organizaciones sociales comunitarias, en esos barrios donde había muertes todos los días, cómo sobrevivieron, cómo...
Impresionante. Entonces yo iba asimilando todo eso. Iba y volvía, cierto.
Y empecé a escribir yo. Escribía muchas cosas asociadas con la experiencia que estaba viviendo. Ya tenía mi alma en Medellín.
De alguna manera ya la tenía allá. Y empiezo a escribir. Y escribí un artículo que decía yo creo que en Medellín ya estamos listos para construir un movimiento cívico, independiente, alternativo, por fuera de la política tradicional.
Yo nunca milité en la política tradicional. Y creo que podemos construir un movimiento cívico. Y me había inspirado a Antanas Mocus, porque yo estaba acá.
Yo vi cómo Antanas Mocus entró a la política y la lección para mí muy importante fue, se puede hacer política diferente. Medellín y Bogotá no se parecen en nada. Estos son mundos muy distintos.
No era que vamos a hacer lo que... Pero el espíritu, se puede hacer política diferente y de otra manera a mí me pareció muy atractivo, muy atractivo. Y entonces eso empecé a escribir, a decir, a conocer todas estas personas que yo conocía en Medellín.
Y finalizando en el año 98, 99, yo ya conocía gente de ONGs. Yo ya conocía a todo el mundo. Ninguno de los que eran mis compañeros del colegio, sino otro mundo conocí.
Pero yo iba por todos lados y con todos había conversado. Yo aprendí a tomar notas, siempre escuchar a la gente, dejar que hablaran, entender. Todo eso fue parte de esas lecciones de Fisher.
A tramitar muchas veces malestares. Muchas cosas aprendí. Y cuando iba creciendo, pues ya empecé yo a decir, aquí se necesita, aquí se necesita.
Yo no recuerdo mucho los detalles. Alguna vez con algunas personas dije, alguien me dice, ¿por qué no te lanzas? Esa es la expresión, ¿por qué no se lanza?
Yo hablé con unas personas, hablé, hablé, hablé, hablé. Me acuerdo de alguien que fue bien importante también, Álvaro González, Álvaro González Uribe, con unas personas que yo había hablado. Entonces, en un momento fui y dije, no, esto no se puede.
Esto tiene que ser una gente comprometida, porque esto es un proyecto de uno solo, no vale la pena. Y ellos me dijeron, no, no, no, sí se puede, mire, reunámonos, miremos. Y fuimos, nos reunimos unos cuantos y ahí yo dije, me toca.
Yo, pues, con personas muy valiosas. Yo he tenido la suerte de tener gente muy buena al lado, siempre. Y entonces dije, no, vamos a darle.
Yo pedí licencia no remunerada en la Universidad de los Andes y empecé a venirme. Mi familia estaba acá, empecé a venir todas las semanas a trabajar a Medellín. Yo arranqué, básicamente, siendo candidato a la alcaldía de Medellín.
Y empezamos a construir este movimiento. Pero todavía no había renunciado a la universidad entonces. No, pero pedir licencia no remunerada para venirme a ir a Medellín.
Y poner el cálculo ahí. Vamos a ver si esto sale. No, yo, algo que muchas veces es difícil que me entienda, porque mucha gente dice, usted tiene un cálculo de tal.
No, yo he ido, yo creo que son los medios los que justifican el fin. Y yo voy paso por paso. Ahora, por supuesto, aquí vamos a construir un movimiento cívico y vamos por la alcaldía.
Ese era el objetivo. Pero de ahí, pues, a que yo pensara que tenía que hacer todo esto para después ser candidato a la... Jamás.
Yo siempre iba concentrado. Esto es lo que tenemos que hacer acá. Aprendí muchísimo.
Cómo arma usted un grupo de personas. Entonces, algo muy emocionante que para mí es muy importante. Por supuesto, esto no se valora en el mundo político y ahora pues a nadie le va a decir que bueno lo suyo.
No. Estamos en una guerra, entre comillas, política. Listo.
Eso yo entiendo. Pero armar un grupo. Entonces teníamos gente de las ONGs, organizaciones sociales, mundo académico, mundo de la cultura, algunas personas del emprendimiento y algunas personas de la empresa.
Y cómo tender puentes entre sectores que habían vivido la guerra en Medellín. Muchos habían crecido. María Emma Mejía fue importante en la historia de Medellín.
La consejería presidencial para Medellín en el gobierno del presidente Gaviria fue muy importante con grupos, etcétera. Entonces muchos tenían experiencias y cómo nos fuimos encontrando. Yo tenía la capacidad de ser interlocutor de todos.
Que es muy difícil encontrar uno que sea interlocutor de diferentes sectores para tender puentes. Todo esto lo voy reflexionando yo y viendo en la medida que he pensado sobre todas estas cosas. La primera encuesta yo cero por ciento, cero, sin un peso.
Perdón, lo paro.
[Orador 2]
A ver, cuando estuvo aquí Alonso Salazar en este podcast recordó las épocas, no sé si en su carro o en el de Alonso.
[Orador 1]
En el de él, yo no tenía. ¿Cómo fue esa experiencia meterse a los barrios para un señor que había sido profesor universitario, meterse a estos barrios peligrosos? Fue muy emocionante y me metí de la mejor mano posible que se podía encontrar en Medellín que se llama Alonso Salazar.
Alonso Salazar, yo no sé cuánto costó, yo lo vi un pedacito, contó que yo lo apoyé una vez en la columna del periódico. Yo escribía él se lanzó para el concedo y hay que votar por Alonso Salazar. Yo me había leído su libro, yo lo admiraba y lo admiro todavía, por supuesto, pero yo creo que es una persona que entendió el alma de esa Medellín que era muy difícil de entender, Alonso.
Entonces nos encontramos y empezamos a recorrer ese mundo con Alonso. Él tenía un carro, yo no tenía en Medellín, yo andaba en bus o en taxi y con Alonso que tenía su carro íbamos para tal parte, íbamos para tal. Yo empiezo a conocer a todo ese mundo.
Alonso me introdujo allá con otras personas que iban apareciendo, pero Alonso era muy importante y muy respetado. Un mundo que yo no crecí en ese mundo, ni lo conocía y yo aprendí a hacer política a pie. Yo aprendí a hacer política escuchando, es lo que más me gusta de todo este mundo con toda esta parafernalia que hay en la política.
A mí me sigue gustando escuchar, caminar, ir por una esquina. Entonces Alonso se desesperaba conmigo. No jodas, pero llevas una hora hablando con tres gatos.
No, déjame escuchar, Alonso. Y yo tomaba nota. Lo dijo, que siempre lo ha dicho, es que no estamos haciendo un doctorado, no es así, hermano.
Esto es que estamos haciendo política, tenemos que conseguir gente. Yo le decía, déjame Alonso escuchar. Y yo escuchaba y le ponía atención.
Y a cualquiera que te habla le ponía atención. Y me molestaban, cierto. No, déjame, déjame.
Y yo ponía mucha atención y aprendí muchísimo. Yo descubrí que es el tejido social, que mucha gente habla de eso y habla de desigualdad y no tiene ni idea lo que piensa una persona en una calle. Eso lo aprendí yo en la vida y es de lo más emocionante que me ha pasado en la vida.
Eso, por supuesto, pues nadie valora ese tipo de cosas en esta discusión política, presidente, coalición, polarización, todo ese carretazo. Pero para mí, mi formación política, más allá, vengo del mundo intelectual, de una sensibilidad social que tengo desde niñito, de saber que es la condición de privilegiado y saber que las desigualdades sociales tienen, son un gran problema para esta sociedad y una gran injusticia y que hay que lucharlas, a pasar a caminar por Medellín, por todos los barrios, por todas las partes donde no entraba un alma y empiezo a conocer este mundo. Eso fue una cosa impresionante, impresionante. Yo sé, Sergio, que es difícil hacer memoria de esto.
Esto fue hace más de 20 años. Sí, sí, claro.
[Orador 2]
Pero, ¿qué tipo de cosas preguntaba usted? Es decir, yo me imagino yo entrando a un barrio en Medellín en ese momento, mi principal foco de atención o la cosa que yo quisiera entender es, oye, ¿por qué se está armando acá?
[Orador 1]
¿Era eso? No, no era así la conversación. Ahí ya había bajado un poco, o sea, un pico, pero todavía había.
Y decía, yo decía, explíqueme ustedes qué es lo que piensan, qué es lo que sienten acá. Yo aprendí. Esa es una cosa que me gusta y, de hecho, todavía le hago conversaciones personales en la medida de lo posible, porque cuando usted tiene varios actores políticos, esto es una actuación.
Este le dijo a Fajardo, este dijo esto y tal, uno está escuchando, calcula por lo que dijo el otro, pero vos y yo solos hablando y decir, bueno, ¿quién sos vos, hombre? Empieza a contar cómo es la vida. Yo siempre empezaba con, ¿quién sos vos?
Cuéntame. O cuénteme, pues es un pequeño grupo. Entonces empezaba a contar, ¿qué ha pasado?
¿Por qué pasó esto? ¿Cómo ven? Entonces me empezaron a contar unas historias.
Yo empecé a entender esas historias. Alonso Salazar fue también un gran, me contó muchas historias en el sentido de qué era lo que pasaba. Sus libros yo los había leído y estudiado.
Yo siempre le ponía seriedad a todas esas cosas. Entonces aprendí a escuchar a la gente. No tanto, dígame por qué tal, sino cuénteme usted por qué.
Entonces dice, nosotros nos fuimos acá, entonces aquí estaban unos del M-19, llegaron por acá y nosotros nos metimos y empezamos a ver todo. Entonces yo empecé a escuchar por todo Medellín. Medellín, caminar a Medellín es difícil porque son esas montañas, eso pues no es nada fácil.
Íbamos con ese carro de Alonso, pues que nos metíamos por todos lados. Me acuerdo del color, yo de marcas no sé ni de carros, una corrola azul, petróleo me acuerdo. Y entonces eso fue muy emocionante.
O sea, yo todo lo que he vivido lo he vivido con convicción. Cuando no he vivido con convicción, sufro. Pero esto era apasionante.
Cero por ciento en las encuestas, la primera encuesta cero. Yo me acuerdo que aprendimos a repartir volantes, aprendimos a hacer política. Yo sabía cómo no, no queríamos la política tradicional.
A conseguir un voto, yo nunca en mi vida había conseguido un voto. Yo no sabía y sabía cómo no conocerlo. Pero aprendimos a caminar, a repartir un volante.
Yo aprendí a escuchar para hacer una esquina. A mí todavía hay gente que se me hace que aquí hubo fajar. ¿Tú te acuerdas cuando nos encontramos en la Oriental con la playa?
Digo, yo nunca les digo Medellín. No, yo no me acuerdo. ¿Acordaste que yo fui el que te dije que la educación era lo más importante?
No, pues gracias hombre. No, yo ya no me acuerdo. Pues gracias.
Pero así es, porque era un contacto. Yo aprendí a tener el contacto de verdad. Sí, eso es muy emocionante.
Tremendo. Ya vamos a hablar del cero por ciento y cómo ustedes se mantienen. Porque yo creo que si algo es ustedes, quizás el colombiano vivo más perseverante.
Sin duda. Pero antes de que nos metamos en eso, en esa época me parece a mí muy interesante lo siguiente y es que es cuando ustedes empiezan a desarrollar estas frases que a punta de disciplina de mensaje casi, yo creo que muchos no sabemos de memoria, ¿no? ¿Cómo cuáles?
Como por ejemplo, el barrio o la familia donde usted nace no debería ser lo que determina su calidad de vida. Muchas cosas de ese estilo. Muchas cosas de ese estilo.
¿Cómo empiezan ustedes a llegar a esas frases? La manera como se llega al poder, es como se gobierna. Exacto, pero eso es más adelante.
Pero todo esto era, pues todo esto era muy intuitivo. Nosotros no teníamos un libreto. Cuando ha listo candidato a la alcaldía de Medellín, bueno arranca y puedes ver cómo se hace.
Entonces cómo de esas personas que conocía empezar a convocar los grupos. Ustedes han aportado esto, conocen esta parte. ¿Cómo hacemos?
Y empezar a convocar gente. Yo al principio iba solo a una oficina que me prestó, me prestaron de la oficina de mi papá que estaba desocupada en el edificio del café, del banco cafetero, con una mujer que se llamaba Albalía Medina, que un señor muy muy importante para nosotros se llamaba Carlos Arturo Ángel Mejía, que había sido la Andy. Muy buena persona, un amigo Sergio Bustamante.
Eran unos poquitos. Yo iba solo todos los días. A las 8 de la mañana yo estaba sentado allá, solo, en toda una oficina.
Y esto era, el escritorio era una tabla de esas largas con unos sostenes acá y era. Y empezaba. Entonces convocar a las reuniones, a la gente que yo había conocido.
Ustedes han trabajado este tema. ¿Cómo vamos a hacer? Entonces empezaban a hablar.
Les dice bueno, listo, para la próxima reunión vos traes un documento escribiendo esto. ¿A quién más lo invitamos? A este.
Y empezaba así. Y yo empecé a armar un grupo de gente que ya la conocía. Parte de la magia de todo esto es cómo usted hace para, de cero.
Esto lo construimos de cero. Esto no fue que nos llegó. Yo no era disidencia del partido tal.
No, era de cero con gente que se empezaba a juntar. Como que cada quien, que es uno de los peligros más grandes. Usted va a reuniones y todos los días decimos la misma pendejada.
Usted tiene que salir de una reunión con una tarea. Yo me leía todos los documentos. Espectacular.
Jairo Foronda, uno que ya se murió. Que yo lo admiraba y quería. Entonces Jairo puso esto.
Bien, necesitamos avanzar en esta cosa. ¿A quién se te ocurre que que invitemos? Él era del mundo sindical.
¿A dónde vamos? A tal parte. Listo.
Y así cada uno. Sergio Bustamante fue muy importante. Alonso.
Todos iban trayendo pedazos, pegando. Álvaro González. Vamos a este edificio y hablemos con los administradores de un edificio.
Y allá íbamos. Íbamos a caminar por acá. Juan de Dios.
Froilán. Adolfo. Vamos a caminar por el 12 de octubre y vamos a ir a esta parte.
Vamos. Tres solos. Cuatro.
Dele. Y empezamos a darle. Descubrimos entregar un volante.
Pero entregar un volante de verdad. Eso para mí fue muy importante. En términos personales.
En términos de esa relación. Entonces todo esto era. Yo vivía apasionado.
Veía cómo la gente crecía. Que tenemos que hacer siempre una tarea. Cada vez éramos más.
Por pura convicción. Ahí es donde está el tema del liderazgo. Yo no lo pensaba en esos términos.
Pues yo no. Yo nunca había estudiado liderazgo. Hoy doy clases de liderazgo público.
Charlas. Pero yo veía cómo íbamos creciendo cada uno. Cómo creamos un espacio donde tantas personas que habían estado allá aportaban y empezaban a participar.
Eso es maravilloso.
[Orador 2]
La gente que ha trabajado con usted me contaba que por supuesto ustedes lo reconocen como un político. Pero que usted es un muy exitoso administrador público. Cosa que yo no logro entender de dónde salió.
[Orador 1]
Porque usted era un profesor de matemáticas. Muy aceta. Muy metido en su oficina solo.
¿De dónde cree usted que salieron estas habilidades de armar equipos y el seguimiento riguroso y de todas las cosas que admiten un gerente público? Pues mire. Uno, mi formación como matemático es la disciplina.
Es muy importante ser disciplinado. Y eso se transmite. Usted tiene que dar ejemplo.
Yo nunca llego tarde a una reunión. Y el que entraba tarde como estudiante, entraba tarde la primera vez y la segunda nunca más volvían a entrar tardes. Dar ejemplo.
Cuando estábamos trabajando, yo ponía todo en mí. No es hacerte esto, hacerte esto, tráeme. Hablando pues así en paisa.
A vos te toca esto. No. Trabajando.
Dar ejemplo. De seriedad. De convicción.
Eso se transmite. Cuando usted se encuentra con una persona que tiene convicción. Que usted siente que lo está sintiendo en el arma.
Puede ser diferente a usted. Eso atrae. Esa es mi misión.
Entonces siempre tenía eso. Yo había sido director del departamento de matemáticas. Sabía organizar.
Yo sé poner tareas, hacer seguimiento. Qué hubo, cómo estaba. Es natural en mí.
Cierto. Riguroso. Dentro de todo eso.
Y con todo este grupo, yo no tenía problema en convocar gente buenísima. Yo nunca me he preocupado porque sea muy inteligente, muy capaz. Buenísimo.
Yo lo que digo, por lo que le decía, yo inteligente es lo que he visto pues coeficiente intelectual que desborda el planeta. Entonces gente buena con tareas. Yo iba poniendo tareas.
Disciplina. Rigor. Estar ahí.
Estar ahí. Estar ahí. Estar ahí.
Iba poniendo. Retribúyela a las personas. Qué tan bueno lo que opinaste Andrés.
Buenísimo. No estoy de acuerdo. Si no estaba de acuerdo lo decía.
Pero excelente. Mire lo que dijo. Íbamos pegando.
Íbamos armando. Pegando piezas. Y yo iba creciendo también naturalmente como líder.
Y cuando llego yo al poder, primero se llega como se gobierna. Se gobierna como se llega. Arme el equipo.
Gente buenísima. Perdón, ahí lo paro. ¿Qué delata a una persona buenísima?
¿Cuáles son las señales que a usted le despiertan el cerebro?
[Orador 2]
Ah, este tipo es competente.
[Orador 1]
Esta mujer es tremenda. Este es un tigre. ¿Hay algo en su proceso de reclutamiento de equipos?
Es que me parece muy interesante saber armar equipos. Pues yo tengo cuatro características para armar equipos y dentro de este mundo. Uno va conociendo un montón de personas.
Una de las cosas malucas, como decimos nosotros, de la política es no todo el que está en una campaña sirve para ser un funcionario. Es muy difícil, ¿cierto? Usted estuvo en la campaña y tiene unas habilidades, pero eso no quiere decir que va a ser ministro pues o va a ser secretario por eso, que es complicado todo ese mundo.
Pero yo siempre digo, uno, que sea honesto. Ah, pues qué maravilla. Sí, que sea honesto.
Ahora, usted conoce de personas que tienen una historia y usted puede tener. Y si yo he estado trabajando con esta persona y sé que es honesta. O sea, ya hemos tenido interacciones en la vida y uno va descubriendo.
Por supuesto, uno va desarrollando cierto sentido. A mí me dicen que yo confío mucho, que yo soy muy ingenuo en confiar a la gente, pero yo tengo mucho el feeling de que yo te estoy mirando a vos y digo, ¿cómo es?
[Orador 2]
¿Cierto?
[Orador 1]
Digo yo pues. O sea, honesto o me contaron o personas que yo confío. Yo creo, para mí, la mayor riqueza que usted puede tener en la vida en general y en política en particular es la confianza, que es una construcción.
Yo creo que se construye la confianza. Yo lo he dicho, coherencia, consistencia y transparencia. Esa es mi fórmula.
Entonces, yo voy viendo, voy conociendo personas que me presentan. Siempre cuando veo al presidente Petro, que nombró a alguien por Twitter que no había visto en su vida, que entró y se fue y no lo vio. Pero yo me siento.
No me tengo que quedar un día con, puede ser poquito, pero yo miro a los ojos, entiendo, veo y eso me da una sensación. Eso ya es muy intuitivo. Es parte de la vida.
Pues hay gente que tiene, caza talentos, hacen un millón de exámenes. Yo confío mucho en la información y en quien yo confío y ese contacto. Honesto.
Y no es tan difícil descubrir a los que no son honestos. El que es tramposito. El que es tramposo, fácil, pasa a otro nivel.
Eso pues yo lo tengo clarísimo. Después, conoce. Hay que nombrar personas que sepan de qué van a trabajar.
Cierto, porque yo veo, hay gente habilísima, habla de todo lo que sea, pues no sabe nada. Entonces, si va a trabajar conmigo, usted sabe. Usted sabe de planeación.
Tiene que saber. Repito, y eso no es gente buena, inteligente, capaz, pero si no sabe de eso, no sirve para trabajar conmigo. Tres.
Cree en esto que nosotros tenemos. Esto es fundamental. Esa es una de las dificultades más grandes.
Nosotros estamos aquí por convicción. Yo estoy aquí en esta mesa sentado porque tengo una convicción en la vida acerca de lo que hemos hecho, lo que lucho, y creo profundamente en eso. Hay gente inteligente, hay gente honesta, pero no cree en eso.
Entonces, pues no me sirve para trabajar conmigo. Voy a aprender. Pues no todo el mundo tiene que creer como creo yo, pero porque si después vamos a trabajar juntos y usted no cree en eso, usted es un obstáculo.
Eso pues le falla. Lo metió porque tocaba, yo nunca.
[Orador 2]
Ahora, para que haya convicción tiene que haber algo sobre lo cual estar convencido. Que nuevamente es algo atípico cuando uno ve el panorama político.
[Orador 1]
Bueno, qué es lo que representa, cuál es la misión, cuál es el objetivo. Con ustedes era clarísimo. Sí, nosotros arrancamos las primeras reuniones de las que se burlaba tanto Alonso.
Yo a Alonso lo quiero mucho y es una persona pues muy especial. Entonces, lo primero que hicimos nosotros era nos vamos a reunir un grupo de todos estos sectores y vamos a identificar cuál es los principios que nosotros compartimos. Entonces la gente dice, no, pero este pues está en un maestría, está haciendo un doctorado y no los principios.
Qué es lo que vos y yo compartimos. Entonces se burlan y todavía pues la gente dice, no, pues eso lo cumple cualquiera, que eso lo pongan. Le dije, no, no, no, no, vamos a escribirlo entre todos.
Fue muy bonito. Yo me acuerdo de ese proceso en un lugar que existía en Medellín, que alguien se consiguió allá en el Club Medellín, ya no existe. Nos reunimos dos días seguidos, 50 personas, ahí donde dicen los 50 locos que arrancamos a discutir los principios con facilitadores, esto, esto, discutimos, miramos cuando terminamos y aquí están.
Yo siempre digo, esta es la plataforma sobre la cual salimos a caminar. Esto es para mí el eje sobre el cual yo construyo esa relación. Si no los comparten, no estemos.
Entonces todo esto requería creer, convicción. Si no la tiene, repito, es imposible. A mí me han ofrecido ser ministro y yo siempre dije que no.
Ministro de Educación. El presidente Santos me ofreció ser ministro de Educación. No, muchas gracias, o sea, respetuoso.
Pero es que yo no hago parte de este proyecto político. O sea, yo creo en eso de la convicción y me merece todo el respeto. Yo no tengo ningún, no es un problema de la persona, pero es que yo no, si no hago parte de este proyecto, yo vengo de otro.
Entonces, el Duque después de votar en blanco de toda esa campaña me ofreció que fuera ministro. No, muchas gracias, señor presidente, ya había ganado. Yo no, yo no hago parte de ese proyecto.
Es que yo creo que tiene que tener una esa convicción. Ahora, y lo último, y tiene que tener en este mundo un sentido de lo público. Nosotros somos servidores públicos.
Tiene que sentir orgulloso de ser servidor público. Yo creo que las personas más importantes de nuestra sociedad son esos que se preocupan por el bienestar de todos, que son despreciados muchas veces por una sociedad. Yo no, yo estoy orgulloso de ser alcalde.
Entonces, hay gente que dice, no, es que yo, ¿para qué me meto a lo público? Hay gente que se asusta, que es con razón, porque dice, mire, ese es un mundo muy violento, las amenazas, las demandas, todo eso. Y hay otros que dicen, no, pues es que yo, yo puedo hacer mucho más por otro lado.
Y si usted está preocupado por eso, ni se acerque aquí, ¿cierto? Esos son los criterios. Entonces, esos son los criterios para saber seleccionar, ¿no?
Honestidad, conocimiento, convicción, sentido de lo público. Ahora hay un feeling ahí. Eso es una cosa que se dice, este me cae, no es que me caiga bien, sino que he visto gente muy inteligente, muy capaz, con muchos conmigo, no caemos.
Vámonos ahora al 0%. Salen las primeras encuestas.
[Orador 2]
Sergio Fajardo, 0%. O sea, ni siquiera como nuestros amigos tecnócratas que a veces sacan el 2%, ¿no? Es 0%.
Cuénteme, ¿uno cómo procesa un 0% y cómo sigue adelante?
[Orador 1]
A mí me acuerdo, mire, una gran persona conmigo dentro de ese mundo alonso, mencionado, Álvaro González. Con él estuve en muchas partes. Nosotros teníamos una casa alquilada en un sector de Medellín, en Ayacucho, allá arriba, para los que saben qué es eso, lejos de todo.
Esa era nuestra sede. Nosotros teníamos una sede, ¿no? No por todas partes.
Allá íbamos, Álvaro venía, trabajamos mucho con dos o tres personas. Éramos siempre poquitos, o sea, acá, y aprendimos a repartir volantes y diseñamos lo de los volantes, lo de parar en los semáforos, me acuerdo muy bien. Rafael Lovaz fue muy importante en eso.
Todo era gente aportando, aportando. Yo jugaba un papel y me doy cuenta hoy que los tenía unidos, magnetizados alrededor de eso, y cada uno veía cómo íbamos 300. Entonces, encuestas.
Álvaro, yo creo que Álvaro González llevó la televisión de la casa a la sede. Porque en esa época, estoy hablando del año 2000, era Caracol Televisión, ERCN, no había nada de este mundo que estamos hoy. Eso es otra película.
Entonces, ¡Bam! Caracol hacía sus encuestas. Y sale, ¡Bam!
Bogotá, este, este. Ya no me acuerdo quiénes eran los candidatos. Medellín, ¡Pam, pam, pam!
Fardo, cero. Yo me acuerdo que estamos ahí y les digo yo, hoy nos toca repartir más volantes, hermano. Listo, para la calle.
Yo salí a repartir los volantes, no fue que les di órdenes de repartir más volantes. Vamos, yo, digamos que eso lo tengo yo natural en la vida, ¿cierto? No, esto nos toca repartir más volantes.
Vamos, me he mamado. Sí, ahora, yo no me tengo que dar aplausos ni abrazos. Este mundo es muy hostil y pasan muchas cosas, pero es muy emocionante también, todos estos aprendizajes.
Yo miro todo como aprender. En esa etapa de la vida estoy. Y entonces, sí, yo nunca me marié, ni dije, yo soy profesor de los Andes.
Soy profesor titular de la Universidad de los Andes. Dentro del mundo científico de Colombia estoy en la parte más alta. Tengo, mi familia está en Bogotá.
Estamos en esto. Y esto, cero. Y yo caminando por todas partes, no tenía carro.
Entonces era el de Álvaro o Alonso, o nos movíamos por todo eso. Y a pie, y hable con el carnicero en el 12 de octubre. Y pase, pues, al Popular 1.
Y dije, no, listo. Esto es. Yo estoy contento acá.
Vamos a darle. Y seguimos. O sea, yo he tenido, pues, eso es natural, ¿cierto?
Pues, en el sentido de tener esa condición. Tengo muchos defectos, pero ese no. Y no hubo una duda, una conversación de, oiga, ¿será que hay que cambiar la estrategia?
¿Será que no es caminando? Porque vea que caminando y entregando volantes, vamos en cero por ciento. Ni una sola preocupación.
Este es, aquí nos fuimos. Y le dimos, y le dimos, y le dimos. Ahora, yo veía cómo iba creciendo nuestro grupo.
Es que arranque, Medellín son dos millones y medio de habitantes. Hay gente que piensa, Medellín no es un pueblito, es dos millones en esa complejidad de esa hermosura que es Medellín. Las diferencias entre las comunas, las calles, los barrios, esa geografía la nuestra.
Uno ya no puede andar en bicicleta. Medellín no se puede andar casi en bicicleta porque tiene que ser un escalador. Todo esto.
Pero, démosle, démosle, vamos dando, dando, dando, pero yo veía cómo avanzábamos, yo veía cómo íbamos avanzando. Nos les enfrentamos. Entonces, al principio, ese mundo político, nos decían, primero ignorados.
¿Quiénes son estas moscas ahí? ¿Sabe cómo me decían a mí? Profesor bogotano contra un gerente paisa.
Calcule, pues, que yo era un profesor bogotano en Medellín. ¿Cuándo un profesor bogotano va a ganar la alcaldía de Medellín? Pues allá.
Y así me decían a mí. Yo, tranquilo, vamos dándole, vamos a darle. Y, gerente, profesor contra gerente.
Y paisa contra bogotano. Pues, calcule, pues, peor no podía ser. Yo nunca me mortifiqué por eso.
Y dele, y dele, y dele. Y entonces, al principio, no nos ignoraban. Después, ay, qué bueno, refrescan la política dentro de ese mundo.
Qué bueno que haya voces y esto. Y ya después, ¿por qué no se retira y nos apoya? ¿Esa para usted era la señal de vamos bien?
No, pues, vamos creciendo, vamos creciendo. Yo les decía, no, nos vamos a marear. Dele, dele, dele, todos los días.
Yo siempre he dicho, y todavía digo mucho, no mire para los lados. Mira para los lados y entonces empieza a preocupar por cada voz. En eso siempre era esa convicción.
Dele, vamos, tenemos que ir a más lugares, tenemos que ir. Hay que ir a la junta del edificio, de este edificio tuyo. Hay una junta.
Bueno, pues, allá hablamos y nos permiten entrar. Hablamos. Dele, dele, dele.
Esto era tremendo, pues, teníamos mucha energía. La energía que da la convicción.
[Orador 2]
La gente cree que su perseverancia nace de su hobby de la bicicleta, pero quizás es más acertado decir que es más por vida quizás de su madre. ¿O no sé usted cómo la entienda?
[Orador 1]
Pues, hombre, yo tengo esa condición natural. Mi mamá, mi papá, yo soy una mezcla de los dos. Mi mamá era una mujer religiosa, pero, pues, lo más religioso, mi abuela.
De dos rosarios al día, ¿no? Sí. Y mi abuela, Lula, que era la mamá de mi mamá, porque mis abuelos por parte de mi papá no los conocí.
Pero por parte de mi mamá, mi abuela era también súper religiosa. Pero tenían una... Yo voy reflexionando sobre lo que yo veía.
Yo era el preferido de mi abuela, ¿cierto? Y entonces yo le veía ese estoicismo. Hoy la palabra sería cómo pasaba por muchos sufrimientos y cómo aguantaba eso sin quejarse, sin nada.
Yo la miraba y le preguntaba. Nosotros decíamos, Lula, Lula, y esto. Y mi mamá era de una disciplina férrea, férrea.
Yo creo que si ella no hubiera... Ella hubiera sido un espíritu impresionante, pero siempre tuvo la religión y una disciplina férrea, guapa. Esa era la...
Mi papá, en cambio, un señor sabio. Mi papá inspira paz. Mi papá inspiraba paz.
Muy bella persona. Y mi mamá era la... La que nos ponía...
Ella era la que veía las entrevistas. Mi papá decía, no, Mara, así se llamaba mi mamá. Mara no deja ver la televisión porque ella salía y gritaba cuando yo salía.
Todas esas cosas pasan. Mi papá, Mara, pues escuchemos a ver qué es lo que están diciendo. Dale.
Entonces yo soy una mezcla porque mi papá también era un señor muy disciplinado, riguroso. Eso hace parte de ese ambiente natural en el cual uno crece y yo creo que genéticamente hay ciertas cosas que uno hereda. Tiene que ver con eso.
¿Es verdad que usted entraba a las reuniones de su papá a veces? ¿Cómo en las reuniones? No, poco a poco.
Mi papá tenía una sabiduría conmigo. De hecho, los dos, de saberme llevar. Yo soy el mayor de la casa y siempre me supo llevar.
Yo era diferente en muchos sentidos. Era el matemático. Yo no conocía a ningún matemático y era el distinto, ¿cierto?
Pero siempre sabía llevarme y siempre sentía yo que era una plataforma para avances. Dale, dale, tranquilo. Siempre me sentí libre.
Ese es un privilegio muy grande. Yo conozco muchos amigos que tenían a sus papás encima lo que tenían que ser, qué cojo. O sea, mi papá, dale, dale.
Pero alguna vez entraba por ahí, pero no mucho. Sigue usted entregando volantes a pesar del 0%. Sí.
Llegan las elecciones, saca usted 60.000 votos, no gana.
[Orador 2]
No.
[Orador 1]
¿Y ahí qué pasa? Porque ahí la decisión no es volver a Los Andes como profesor, sino dale y dale. No, porque yo vi la magia.
O sea, es que conseguir un voto es muy verraco. Conseguir un voto. Yo por eso oigo una gente que da instrucciones.
Únanse, háganse. Esta gente no ha conseguido un voto en la vida. No sabe lo que es estar en una calle y estar uno expuesto y estar por todos esos.
Entonces hablan de una manera, no tienen ni malicia de lo que significa conseguir un voto. Y yo vi todo lo que logramos. Y veía a la gente alrededor mío, cuando yo veía todo esto, qué emoción tan tremenda.
Le dimos, pues no ganamos, pero nos fue muy bien, muy bien. De terceros, los políticos son los que sí saben, los políticos saben qué significa conseguir un voto. Entonces a nosotros nos miran y dicen esta es una sorpresa muy grande esta gente.
A pie. Porque ellos sabían que era a pie. Nosotros nunca hicimos una fiesta, ni he hecho una fiesta.
Y a mí nadie me ve ni en cocteles, ni en fiestas, nunca me han visto, ni aquí, ni en ninguna parte. Nosotros éramos y conectamos con mucha gente. Arrancar de cero, en enero del año 2000 y lograr eso en octubre del 2000, en esa Medellín que allá lo que hay es fieras políticas.
Pues no es que allá en Antioquia. Bueno, y no otra pata, como se dice. Y le llegamos a tantos lugares y caminamos.
Entonces doy un ejemplo que a mí me gusta. Hombre, pero es que por usted votan de opinión. Entonces un voto de opinión.
La clase media, educada, entonces usted viene pues de otro mundo, todas esas cosas. Opinión tiene todo el mundo. Todo el mundo tiene opinión.
Cuando yo quedé alcalde ganamos en todas las comunas de Medellín. Todas. ¿Cómo?
Lo que pasa es que la opinión hay que construirla. Entonces yo explicaba, y esto lo creo, lo que pasa es que pasar de un territorio acotado a todo un país, esa es parte de la discusión alrededor de todo esto que ha pasado ya pasando a otros niveles, pero era lo siguiente. Yo voy a un barrio de Medellín popular.
Una comuna, como dicen. Eso pues no tiene sentido, pero digamos pues que para que se entienda. Va a una comuna.
Está esa connotación de un barrio popular. Entonces yo paso por allá, como pasaba, allá está la señora Gloria en la esquina de la tienda. ¿Cómo está doña Gloria?
tal cosa. Mira mi volante. Va, mucho gusto.
Uno pasa una vez. El político llega, el tradicional. Estoy haciendo una caricatura.
Tiene un líder allá. Uno de la Junta de Acción Comunal que le hace reuniones. Eso es lo que hacen.
En política se hacen reuniones. Hágame reuniones. En esos tiempos.
Ahora reuniones tienen un sentido más amplio. Y entonces llegan allá. Tienen un salón.
Tienen todas las sillas RIMAX. Convocan a la gente. Ese líder de la Junta de Acción Comunal trae a su gente.
Refrigerio para todos. Y entonces después llega allá el político en su carro blindado, abrazándose, riéndose. Gente muy inteligente y todo lo que usted quiera.
Habla. Es el nuevo alcalde de Medellín. Vamos a votar por él.
Todos aplausos. Se fue. Mi pregunta era, ¿cómo hago yo que esa señora que estuvo ahí en esa reunión vote por mí?
Si yo no le voy a dar nada. No le vamos a dar nada. No vamos a hacer una reunión de estas.
Pero entonces pasamos una vez y ella nos vio. Pasamos dos veces. Ah, otra vez el peludo.
Pasamos tres veces. A la quinta vez distinto. Ya ahí en el barrio hay gente que está hablando de nosotros.
Unos de estos empezaron a hablar. Pero cinco veces. Con una pasó muy inteligente.
Repartió un super volante y sonriente y abrazó a todo el mundo. Y le dio besos a todo el mundo. No.
Pero cinco veces. Y a la quinta ya dicen, este es diferente. Y ya después dicen, yo no voy a votar por ese.
Pero eso es trabajo. Por eso es que hay que tener disciplina, trabajo, convicción. Yo creo profundamente en eso.
Y era así. Y entonces lo que yo caminé con todas las personas, porque además yo digo, yo soy el más afortunado. Hay gente que decía, ¿qué mamera caminar por todos lados, salir?
¿Cuántos votos consiguió? Hablé con poquitos. A todo el mundo ponga la atención.
Pero eso es impresionante.
[Orador 2]
¿Cómo mantiene usted la energía alta para esas jornadas tan extenuantes?
[Orador 1]
Yo creo que es el motor de la convicción. También me canso, cierto, pero yo tengo una vida muy sana. Yo monto en bicicleta.
Ahora no estoy saliendo ya después de todas estas caídas. Me he caído y me he parado. Ahora solo el simulador.
Renunció a la bicicleta. Porque es que ya la última dije, yo me puedo quebrar el coco. Sí.
Pero yo he tenido una vida bastante sana en términos personales. Y la convicción es que es el motor. Por eso si usted tiene convicción, es mucho lo que puede avanzar.
Esa es la energía para enfrentar obstáculos, para enfrentar problemas, para no rendirse. Por supuesto que yo sufro. Hay momentos en que he sufrido.
Muchas cosas pasan en la vida, pero yo he tenido una convicción muy grande. Y eso es lo que me da a mí la energía. Llega usted al poder.
Un matemático al poder. ¿Cómo? Usted ya sabe lo que va a hacer, más o menos.
Pero ¿cómo llegó a la conclusión de qué es lo que hay que hacer? Usted se pregunta ¿cuáles son los números que hay que mover en esta ciudad? Es algo así.
Es como aquí tenemos estos indicadores y nuestro éxito es que este indicador pase de 12,5 a 29. ¿No es así? No es así.
Mucha gente piensa que porque yo soy matemático, siempre estoy pensando en números. Y por supuesto son importantes los números. Primera campaña, no ganamos.
Pero lo que crecimos, lo que yo conocí a Medellín, yo conocí a Medellín metro cuadrado por metro cuadrado. Eso es muy difícil. Muy poquitos lo han hecho y lo van a hacer.
Termina el 2001. Somos una sorpresa política. Y así incluso nacionalmente se nos recuerda.
Mire el fenómeno de estos. Entonces, por ejemplo, me acuerdo que hay gente que me dice, bueno, pero participa en la administración. Porque primero era no existen, qué bueno, que refresquen, retire y nos apoya y después quiere participar, mandan razón.
Yo digo, no, no, no, es que nosotros lo que queremos sacar es a ustedes de allá. Yo no quiero puestos. Nosotros no estamos porque nos den un pedazo de la administración.
Nosotros los queremos sacar de allá y gobernar nosotros. Eso es lo que nosotros no queremos. Siempre me han dicho que yo soy muy arrogante.
El ego de Fajardo. No. Nosotros vamos a sacar.
Sigan. Me tuve que venir a Bogotá al año siguiente a trabajar. Porque es que ahorros, pero a trabajar en los Andes, pero ya tenía parte.
Hay que seguir. Y ya después me fui del todo en diciembre del 2001. Y ahí me tocó renunciar a la Universidad de los Andes.
Bueno, pero seguimos con el trabajo, ¿cierto? Fue difícil la renuncia a los Andes en ese momento o usted ya está demasiado encaminado? Yo estaba convencido de lo que estaba haciendo.
Yo sabía que estaba dejando en muchos sentidos y hay aparte duras en mi vida. Hay cosas que nosotros traemos adentro que son difíciles. Terreno familiar, cosas duras.
Pero yo he tenido una convicción muy grande. Pues listos. Era arriesgadísimo.
Yo ya sabía cómo entre comillas me podía morir, me podía jubilar. Yo ya era el puesto más alto que podía tener en la clasificación. Profesor titular.
Entre comillas no me podían echar. Yo sabía que ya podía terminar ahí mi vida. Y poner eso a un lado, muchas cosas a un lado.
Yo ya tenía esa convicción tremenda. No era pues que me puse a reflexionar a veces y hago esto, probabilidad 0.3 de que gane, que no toco, sino ¡Pah! Eso es tremendo.
Eso es tremendo, pero así fue. Pero siempre era esa convicción. Arrancar a trabajar, cómo seguíamos nosotros reuniéndonos los sábados, con todas las dificultades que había, pero mantenga, manténgase ahí.
Eso es algo que yo le digo a la gente que yo no sé si hay algún joven que me esté viendo, pero eso es muy importante. Perseverar en sus sueños. La probabilidad de éxito de nosotros era pequeña cuando arrancamos.
Pues 0% en la primera encuesta. Pero esto lo construimos. Entonces, yo estaba con mi convicción.
Eso era. ¿Y la segunda campaña, misma estrategia, volanteo? La misma, por todas partes.
Ahora, nosotros sí sabíamos qué íbamos a hacer. Nosotros hicimos una propuesta para el 2000 con toda esta gente que había participado en Medellín, una propuesta chévere. Cada uno por tanto.
Ya después del 2003, que era la campaña, nosotros sabíamos. Yo me conocí a Medellín de lado a lado. Y sabíamos a qué íbamos a llegar, cómo íbamos a llegar.
Todo eso lo sabíamos. Por supuesto, ya la gente nos miraba a nosotros de otra manera, pero mantuvimos dele, dele, perseverar, perseverar en el mismo espíritu. Cada vez éramos más.
La gente ya nos conocía más en las calles. Todo eso era bonito, pero era la misma disciplina, el mismo estilo, vamos a repartir esto volantes. Teníamos un conocimiento.
Nosotros sabíamos a qué íbamos. Yo nunca he salido a prometer nada que no se puede hacer. Dirán, es un error, porque hay que prometer cualquier cosa con tal de ganar.
El problema es ganar, pero ya después gobernar. Como yo he creído siempre, que como se gana, se gobierna. Pero así fue.
Y fue muy emocionante, una lucha. Por ejemplo, nosotros nunca hicimos cierre de campaña. Yo nunca he hecho una fiesta.
No, en política pasaba eso. Me acuerdo, Margarita Rosa de Francisco. Año 2000.
¿Cómo era que se llamaba la telenovela? Gaviota era, que ya estaba en un esplendor, pues, una telenovela, café, creo que era esa. Pues además, Margarita Rosa, una belleza, tremenda mujer.
Entonces me acuerdo esta anécdota. Nosotros teníamos en un corregimiento de Medellín, San Antonio, un sábado, teníamos reunión en una escuela de allá, que un amigo, Gerardo Pérez, un gran personaje de Medellín, había conseguido con unos maestros allá en una escuelita. Vamos para allá.
Hombre, pues hasta allá para ir por unas cuatro maestras, diez maestras que nos van a reunir. Vamos, vamos. Yo nunca me mareé por eso.
Yo aprendí a hablar de a uno. Y entonces llegamos allá y... ¡Qué pena, doctor!
Tres maestras. ¡Qué pena! Pero es que todo el mundo se fue para el concierto de Margarita Rosa en el Olay Herrera, en el aeropuerto.
Y entonces, mío, no, porque aquí llegan los que lo organizaron, de un partido, la llevan a ella. Sí, es una súper atracción y llevan gente de todo Medellín, lo recogen, entrada gratis, vengan para allá. Pues, ¿quién se iba a quedar a hablar conmigo?
En lugar de ir a ver a Margarita Rosa, a cantar, a actuar, todo lo que hacía, bien hermosa. Pues, nadie. Tres maestras que se quedaron ahí.
Igual, hacíamos la reunión, conversamos dos horas, y me decían... No, no, no, aquí ya estamos. Y vamos a hacer la reunión con ellas.
Eso siempre fue mi convicción. Nosotros nunca hicimos una fiesta. Cierre de campaña.
Yo me acuerdo que eso ha sido habitual. Contratan un conjunto de música. Y entonces, empiezan a llamar gente.
Yo nunca, siendo yo candidato, hemos tenido una plataforma de estas. Nunca. Y entonces, nosotros cierre de campaña.
Hoy vamos a caminar más. Nuestra campaña fue el cierre, caminar por todo Medellín, todo el día repartiendo volantes. Así fue.
Ese es el espíritu de nosotros. Hay gente que se burla de eso. Nunca.
Yo nunca le he hablado a las masas. Pararme aquí y decir, voy a hablar a todas estas masas allá que me están escuchando. Jamás.
Yo pedí a uno. Y así es lo que más me gusta. Entiendo que hay que hablar más.
Hay muchos aprendizajes, por supuesto. Pero esa es mi formación. Uno es el fondo de la formación que trae.
Política es eso. Haremos un cortico de la transformación de Medellín. Llega usted ya, alcalde, llega al poder.
Tiene muy claro lo que va a hacer. Tiene ya estas frases consolidadas. Lo más bello para los más humildes.
Empieza usted este ejercicio de construir parques, bibliotecas, en los sectores más marginados de la ciudad. Cuéntenme un poquito de usted en el poder. ¿Sintió algo nuevo que no había sentido?
No mucho, la verdad. Pero yo sentía mucha convicción, mucho orgullo. Es que estamos dándole.
Pero siempre gran equipo. Es que lo importante es el equipo. No, lo importante es el líder que escoge el equipo.
Y, por supuesto, saberse rodear. Yo tuve grandes personas, pero maravillosas. Entonces, eran personas con las que vamos a hacer esto.
Federico Restrepo es el director de planeación. A mí me gusta trabajar con los ingenieros. Los ingenieros saben hacer proyectos.
Aquí, por ejemplo, no hay ningún ingeniero, yo creo, en el gobierno nacional. No son capaces de hacer un solo proyecto. ¿Cuándo se termina?
¿Qué hay que hacer? No. Eso parece chino.
En cambio, con ingenieros. Estos son los proyectos. Estos son los proyectos estratégicos.
¿Quién es la cabeza? Usted, usted. Cada uno es responsable.
¿Cuáles son las tareas? Hagamos seguimiento a las tareas. Confianza con las personas.
Y empezar a desplegar eso y ver cómo empezamos a crecer. David Escobar fue importantísimo. Secretario privado, 28 años.
¿Sí? ¿Tenía 28 años, David? 28 años creo que tenía.
Máximo 28, 29. Buenísimo, organizado. Yo a todo el mundo le daba confianza.
Eso es parte del trabajo conmigo. Yo no soy el que está cansón encima. Le digo, usted tiene esa responsabilidad, listo.
Nos vemos en tal tiempo. A trabajar, hermano. Y cada uno empieza a trabajar.
Y tenemos una mística. O sea, nosotros tuvimos un triunfo que nadie se esperaba en Medellín. Nosotros tuvimos una revolución, sin duda.
Nadie se imaginó que nosotros podíamos derrotar a toda la política tradicional y la derrotamos a pie, sin comprar un voto y sin robarle a nadie. Entonces llegamos y empezamos a armar este equipo. Los proyectos estratégicos son estos.
Cada quien tiene su tarea. Organizamos el equipo de gobierno. Cómo trabajar con ese equipo de gobierno.
Esto es una maravilla. Pero pues, para mí siempre fue emocionante. Yo nunca tuve tiempo de pensar yo soy muy importante o no.
Yo sé que yo he tenido fama de arrogante. Si dicen, es que el ego de Fajardo pues es el que se cree el único bueno de Colombia y que todos son corruptos. Es falso.
Los principios siempre han sido mi motivación y moverse con unas ganas. Entonces yo veía a toda esta gente. Cada uno sabía qué tenía que hacer.
Todos estábamos integrados. Cada uno sabía lo del otro y lo logramos. Cuento un par de anécdotas de eso.
Una. Una persona que me cae muy bien a mí. Un comentarista deportivo que era concejal.
Santi Martínez. A mí me encanta el fútbol. Él es hincha en Medellín.
Ahí charlábamos de los partidos tradicionales. Yo lo quiero mucho a Santi Martínez. Entonces me acuerdo que me dice bueno y ganamos dos concejales de 21.
Dos de 21 los de nosotros. Los otros en contra. Entonces me dice bueno, ¿y cómo va a ser la gobernanza?
¿Cómo así? Es que yo no sé qué es la gobernanza. Yo soy matemático.
¿Qué es gobernanza? Tenemos que hacer una coalición. Hay que hacer una coalición para lograr que le aprueben los proyectos.
Tenemos que escoger el contralor, la contralora, que es clave en todo esto. Todos esos cargos. Entonces pues a ver cómo se organiza.
Para mí esto es muy importante y se puede hacer en el nivel nacional y es parte de esos bloques sobre los que uno se estrella. Entonces yo dije ¿sabe qué? Nosotros no vamos a hacer coalición.
No ven contralor o contralora. No ven a quien quieran. Como así.
Cuando se nombran los contralores hay una cantidad de puestos. Dije nosotros no vamos a hacer coalición. Nombran a quien quieran.
Con dos de 21. Y uno se nos volteó. Y entonces ¿cómo vamos a hacer?
Nombran a quien quieran. No tengo. Yo creo en eso.
Yo creo profundamente en lo que estoy diciendo. ¿Yo por qué tengo que nombrar al contralor que sea amigo? La caricatura es que nos ayude.
Nosotros tenemos que rendir cuentas. Yo creo en transparencia y haga su trabajo bien hecho y ser respetuosos. Entonces armamos el gabinete, el equipo con las personas que yo escogí.
Muy buenas todas. La gran mayoría muy buenas. Y entonces le dije pero si quieren participar y esto es parte de lo que yo creo para la política.
Hoy lo creo. Si quieren participar nosotros estamos. Este es el plan de desarrollo.
Estamos construyendo este plan de desarrollo. ¿Usted qué puede aportar? A esto vinimos.
¿Usted qué puede aportar? Yo pienso esto, esto. Yo me reuní con todos y cada uno de los concejales.
Solo. Uno a uno. Uno no lo conoce.
El que lo ha insultado está en una campaña. Yo no me quedo atrapado en que me dijo de todo. Quién sos vos.
Hablar. Y empezamos a construir ese plan de desarrollo y están invitados a aportar. ¿Qué puede aportar?
Y los invitamos a que participaran aportando. Y yo siempre les dije yo lo voy a reconocer, lo voy a respetar y tenga la certeza. No importa lo que usted me haya dicho, pero yo lo voy a respetar.
Y lo invito a que participe en la construcción de todo esto. Antes ya esto es ficción. Lo hicimos.
Respete las reglas. Yo vamos a hacer una gran cantidad de convocatorias. Y se puede participar.
Y si todos los suyos ganan tenga la certeza que yo soy el primero que lo defiende. Todos son suyos. Y cuando usted respeta las reglas todos saben que las está respetando.
Y cuando usted hace trampa, en ese mundo todo el mundo sabe que usted hizo trampa. Es como con la mafia. La mafia, si usted es amigo de un narcotraficante, todos saben.
Y si usted está con un concejal dice no le voy a dar puesta ninguna y le da a uno todos saben. La clave de todo esto es respete usted las reglas. Y eso da poder.
Y eso fue lo que nosotros hicimos. Entonces a nosotros básicamente no nos negaron nunca un proyecto teniendo dos de 21 y sin tener coalición y sin haberle dado ningún puesto a nadie ahí. Pero todos los respetábamos, los reconocíamos, podían aportar.
Yo iba a un barrio y decía mire, gracias a Santi por decir algo, que lo utilicé como ejemplo, porque nos ayudó, porque él ha abocado por su comunidad. Yo le agradezco señor concejal, muchas gracias. Y sentámonos orgullosos.
Yo así? Antes decía, esto no es cierto. Que pues sí era cierto.
Y la crítica hoy en día es pues una cosa es el Consejo de Medellín, otra cosa es el Congreso de la República.
[Orador 2]
Siempre. Y entonces la gente se va a preguntar cómo o sea Fajardo, van a decir es muy ingenuo creer que va a poder replicar lo de Medellín en un estado ya a nivel nacional que se ha regido siempre por el clientelismo.
[Orador 1]
Es decir, la gente no concibe que hay vida después del clientelismo. ¿Usted cree que sí? Yo creo que sí.
Y lo creo totalmente. Y le voy a decir. Vamos a hacer campaña aquí.
Pero entonces Medellín, la segunda ciudad de Colombia, como les digo fregados en Medellín. Allá pues bobos no hay caminando por allá ninguno, cierto. Jodidísimo el mundo de la política, perdón la expresión.
Lo hicimos y lo cumplimos. Ah no, Medellín es muy fácil. Ah sí, facilísimo.
Pues nosotros ganamos a pie. Ganamos todo esto, pero todo es fácil. Después de que lo hicimos, es que allá todo es fácil porque tienen plata.
Qué maravilla. Bueno, listo. Gobernación de Antioquia.
La misma película. Ganamos. Tres de 26.
Tres diputados de 26. La misma fórmula, la misma la hicimos y lo mismo funcionó. Ah no, Antioquia es muy fácil.
No, Medellín y Antioquia es muy fácil. Ah sí, Antioquia tiene 7 millones de habitantes. Antioquia tiene el río Magdalena, el río Cauca, el río Atrato, tiene mar, tiene todos los problemas.
Todas las fortalezas. Antioquia es una Colombia chiquita en algún sentido. Con todas las posibilidades que tiene nuestro país y todos los problemas.
Usted quiere, pues váyase para el Bajo Cauca y si quiere minería ilegal, todo pasa en nuestra tierra. Eso no es para estar orgulloso. Y pasan cosas muy buenas también, cierto.
Ah, también lo hicimos. Ah no, eso es fácil. Todo lo que hemos hecho hasta el día de hoy, todo ha sido fácil.
De acuerdo a ese criterio, cierto. Entiendo. Puede ser el mundo de la política y dicen entonces me dicen voy a dar un salto.
¿Voy a dar un salto político ya? Hágalo. Yo lo que he dicho hoy.
Lánzese, lánzese. Vamos a lanzar a decir unos conceptos. Yo he dicho el próximo gobierno de Colombia 2026 va a ser el más difícil en la historia de nuestro país en los que estamos hoy vivos acá.
Fue difícil el gobierno de César Gaviria. Estoy seguro que él pasó por momentos muy difíciles en los que estaba porque era un señor que quería enfrentar al Estado. Nos dio miedo y llevó el terror horrible lo que pasó con todo esto.
Pero en el fondo todos estábamos con Gaviria. Mataron a Galán. Todos teníamos miedo.
Estoy haciendo una exageración, por supuesto. Teníamos miedo, pero en el fondo nos estaba cuidando. Le debe haber tocado muy difícil.
Saben que yo una vez lo invité, yo siendo alcalde de Medellín, porque ya después yo no era simpatizante a Gaviria, pero ya siendo gobernante dije, este señor le tocó muy duro. Y yo mismo, yo, le dije, lo voy a invitar para que nos hable. Porque a él le tocó vivir muchas cosas muy difíciles.
Ya entrando en el poder y sabiendo lo que son las decisiones, dije, este señor es admirable por lo que le tocó. Yo se lo dije a él. O sea, pues hoy no me puede ver, pero yo creo eso.
Entonces, bueno, a ver qué más le cuento yo dentro de todo esto para no extenderme muchísimo. No, usted estaba diciendo que el próximo gobierno va a ser el más difícil. Porque, a diferencia de Gaviria, no vamos a estar unidos.
Bueno, te voy a explicar un poquito. Colombia va a llegar muy desunida, muy polarizada, con rabia, resentimiento, frustraciones, miedo, desengaños, muchas. Lo peor en emoción es Colombia.
Sí. Muy divididos. Yo creo que el próximo gobierno tiene que ser un gobierno que sane a Colombia.
Y tiene que ser un gobierno que es capaz de trabajar con gente izquierda, de centro y de derecha. Yo nunca había pensado en esto. Hasta hace muy poco.
Pero después de ver todo, de mirar, entender, esa Colombia va a ser muy difícil y tiene que ser un gobierno que sea capaz de convocar a personas de diferentes horizontes. Yo he pensado sobre eso. Yo puedo trabajar con una persona de derecha, lo que sea, de otro grupo.
Ese es un reto para el liderazgo. Y cómo ser capaces de convencer, y todo eso tiene que ver con la campaña, escoger personas que las hay muy valiosas en todos esos espacios. Ese va a ser un gran reto político.
Para construir un gobierno de esa naturaleza. Una posible interpretación sobre usted. Y se la digo con todo el respeto.
Tranquilo, tranquilo. Usted ha implantado un modelo muy innovador de hacer política que funcionó de maravilla en Medellín, en Antioquia.
[Orador 2]
Y que está, digamos, cimentado en ciertos principios no negociables.
[Orador 1]
Y entonces, lo que uno podría decir es, hombre, si Fajardo no estuviera tan afianzado con aquello que le permitió triunfar en el pasado, habría triunfado por ejemplo, en las elecciones en las que ganó Iván Duque, en las que a usted le hicieron falta 200 mil votos, y de la calle sacó 300 mil.
[Orador 2]
Y entonces, de la calle, en este podcast, dijo, yo me le acerqué a Sergio y le dije, oiga, hagamos una consulta, usted me gana. Y en la visión de Humberto de la calle, usted fue intransigente. Por eso voy al tema de que es el modelo suyo de hacer política, que quizás no le permite cierta flexibilidad en momentos importantes.
[Orador 1]
He pensado en eso, y esto es una buena observación, y estamos ya hoy. Y tiene que ver con lo que yo he aprendido, porque yo he reflexionado mucho acerca de esto que yo he dicto para el TEC de Monterrey, del liderazgo público, me ha permitido repasar toda esta historia. Yo nunca estudié liderazgo.
He leído mucho y he construido una mirada del mundo del liderazgo a partir de la experiencia mía, con tanta gente que he trabajado éxitos, fracasos, eso es emocionante. Yo gozo de todas estas cosas. Entonces, 2018, voy a ir a 2022, y voy a ir lo que he explicado a Andrés en diferentes instancias, pero lo explico acá contigo, porque tiene que ver con todo esto, y esta parte, pum, tenemos un salto.
Listo. Yo pensaba decir un libro que fuera continuación de ese que tienes ahí, que se puede leer gratis ya. El poder de la decencia.
El poder de la decencia, que fue como hasta después de la gobernación, 2018 y 2022. Dije, voy a escribirlo. Y yo me puse a pensar y dije, no, no lo voy a escribir.
Yo no me voy a poner a hablar de personas, porque tendría que hablar de muchas cosas. Tendría que hablar de Alejandro Gaviria o de Humberto de la Calle, por decir algo. Y yo no me quiero enredar en eso.
Yo nunca he sido ni resentido, ni amargado, ni nostálgico. Yo siempre, toda la vida, he ido para adelante. Y estoy aquí hoy y estoy contento, tranquilo en la vida.
Y he aprendido y he pasado por momentos muy difíciles en muchos sentidos, pero yo aprendo, y creo, y listos. Entonces, dije, voy a hacer una reflexión personal. No voy a poner a hablar de los otros.
La reflexión personal, la síntesis es, en la coalición del Centro Esperanza, que fue un fracaso político muy grande, yo, perdí la identidad política. ¿Qué significa eso? Que yo había hecho una política de una manera.
Nosotros representábamos otra cosa para este país, en términos políticos. Eso no me hace ni mejor ni peor. Pero es otra.
Y, por ejemplo, en el 2010, con Antanas Mokus, él fue candidato a la presidencia y yo a la vicepresidencia. Yo quedé lesionado, porque me caí en la bicicleta, me quebré la cadera. Pero, digamos que ahí estábamos los dos, que representábamos otro modelo de la política.
Yo quiero insistirle eso a la gente. Es otro. Y esa es la identidad mía.
Yo no pertenecí nunca al Partido Liberal y creo que en el Partido Liberal hay gente muy valiosa. Y en los otros, cierto. Mi papá me decía, métete al Partido Liberal.
Ustedes, los jóvenes, lo cambian. Y yo le decía, no, papá, eso no. Pero, sí, yo cometí ese error grande, porque yo estaba en un lugar donde mi forma de hacer política, lo que habíamos construido, ahí no era.
Entonces, no empiezo a hablar de cada uno. Yo sé que muchas veces, y este cuento yo ya lo he oído muchas veces, y yo lo transmito bien, y es el ego de Fajardo. Pero, dije, yo no me voy a poner a escribir sobre todo esto para demostrarle al mundo lo que pasó, que no era mi responsabilidad.
Yo asumo la mía, y no voy a hablar de los otros. Cada quien dará su versión. Yo doy la mía, y la simplifico, es perder la identidad política.
Todos los otros ya verán qué hicieron, qué no hicieron, con quién hablan. Muchas cosas hay ahí que yo sé, pero no las voy a contar ni las voy a traer. Chao.
Yo no voy para atrás, ni me quedo en esto. Voy. Entonces digo, en el 2018, alternativos.
En el 2018, yo era candidato a la presidencia. Yo escogí a Claudia López. No fue que hicimos focus group, encuestas, consultas, a ver quién era la mejor.
Yo la veía. Claudia López. Sí.
Jorge Robledo encabezaba una lista al Senado, por el Polo Democrático, que supuestamente me apoyaba, pero era Robledo, que siempre fue contradictor de Petro. El resto estaba todos con Petro. Y Antanas Mocos encabezaba una lista para el Congreso, por el Partido Verde, donde unos estaban conmigo y otros que están petristas allá, Carlos Ramón González y todo ese mundo que no estaba con nosotros.
Claro. Esos éramos. Éramos cuatro alternativos.
Ninguno de nosotros había estado en el Poder Central. Nunca había tenido un cargo, pero, pues, por supuesto, teníamos. Ahí estaba mi identidad.
El profesor. Yo nunca he tenido un estratega. Sí.
Una encuesta en la vida. Una. Nunca me han dado a hacer encuestas.
Fuera de eso la plata. ¿Cuánto vale una encuesta? Es que una de las cosas que no se habla acá.
2018. Para contar detalles que la gente no mira. ¿Sabe cuánto costó la campaña mía?
10 mil millones de pesos. ¿Sabe cuánto costaron la de Duque y la de Petro? Más del doble.
Más. 24 mil cada uno. En tres meses.
Tres meses. Yo no salía en Televisión Nacional. Dice que a mí no me hubiera gustado la Selección Colombia jugando y va a patear Fajardo.
Pues buenísimo. Pero, pues, nunca tuvimos. Yo no tenía avión.
Yo no he ido en aviones privados caminando por diferentes partes a hacer campaña. Ni helicóptero para ir de lugar a lugar. ¿Sí?
Nunca. Y 10 mil millones, eso es lo que está ahí y eso es lo que era. Supongamos que fueron 24 mil millones cada uno.
14 mil millones de pesos de diferencia en tres meses. Y habían hecho consulta. Y perdí por 200 mil votos.
¿Sí? Y voy a contradecir a Humberto de la calle. Me da mucha pena.
Hagamos consulta. Él y yo nos sentamos y ahí el tinto con Fajardo. Él ya había hecho consulta.
Entonces no estábamos hablando de consulta. Esto es después de la consulta. ¿Sí?
Yo le dije a Humberto usted es bienvenido. ¿Sí? Y ahí es de donde viene.
Pero con el Partido Liberal no. Hay gente que me dice, si usted hubiera aceptado al Partido Liberal hubiera sido presidente de Colombia, hoy sería expresidente aquí en este podcast. Yo digo, mire, yo no me quedo atrapado en esas cosas.
Humberto de la calle sacó 400 mil votos, 450 mil y su versión es distinta a la mía. Si eso fue lo que dijo, que no lo he oído. Pero es versión distinta a la mía.
Le dije, venga usted. Con el Partido Liberal no. Yo nunca me he puesto a investigar, a preguntar.
Así es. Y en el 2022 estuvimos juntos y yo siempre me cae bien Humberto de la calle y he estado al lado y yo hay muchas cosas de él que admiro y he conversado con él muchas veces. Pero yo dije con el Partido Liberal no.
Si yo me paro con César Gaviria al lado y decir que vamos a cambiar a Colombia, saco la quinta parte de los votos. Perdón, eso se llama coherencia y consistencia. No, es que Fajardo es muy arrogante.
No, yo creo nosotros representamos otra cosa. Yo no tengo problema con el señor expresidente César Gaviria. No es un problema personal.
Es de la coherencia en esto. Yo valoro eso. Eso fue.
No fue que yo fui intransigente y esto no. A mí me da pena con Humberto. Pero bueno, perdimos por 200 mil votos.
Un gran despecho político. La vida continúa. Yo no soy de los que he encerrado tres meses mirando para el suelo deprimido acostado.
No, yo sí. Y hay gente, y está bien, y cada uno puede sufrir su despecho. Cada uno, repito.
No es su manera. No es mi manera. Y pues listo, vamos para adelante.
Pero así pasó. Y podría haber ganado. Y el Centro Democrático, lo que más le interesaba en la vida, porque ellos sí hacen encuestas.
Yo nunca. Es que nunca he tenido una encuesta para decir, mi, lo que tenemos. No, porque no hemos tenido nunca una encuesta.
Y entonces decían, lo que necesitamos es que pase Petro, donde pase Fajardo nos gana. Y tenían las encuestas, todo eso, listo. Así es la vida.
Así es la vida. Y no es para ponerse a llorar, pues, ni para expresar. Son lecciones aprendidas.
Permítame, Sergio. Le empato el futuro, porque a usted le gusta pensar sobre el futuro. Y lo conecto con el pasado, con su experiencia en Medellín.
Usted dice que el siguiente gobierno de Colombia va a ser el más difícil. Cuénteme de momentos difíciles que usted tuvo que vivir en la alcaldía. Días que usted recuerda especialmente difíciles.
Voy a contar unos dificilísimos. 6 de agosto del 2006 a las 6 de la mañana. General Carrillo, comandante de la Policía Metropolitana.
De la Policía. Alcalde, ¿cómo está? Llamándome a las 6 de la mañana un domingo.
Un domingo. ¿Qué pasó, general? Capturado Freddy Escobar porque es de las Farc.
Lo capturaron en Nariño, Antioquia. Entre Nariño, Antioquia y Caldas limitan allá en ese sector con Karina, la más horrible, sanguinaria dentro del mundo de las Farc. Allá estaba él.
Con un detalle. Que Freddy Escobar era de la Junta de EPM. Nombrado por mí.
¿Vos no sabías eso? Bueno, pues pongan atención. Listo.
6 de la mañana. ¿Cómo? Imagínen lo que yo pude sentir en ese momento.
Las Farc en la Junta de EPM la joya, el orgullo de los antioqueños. ¿Sí? Entonces...
General, ¿usted está seguro? Me iba a llamar a las 6 de la mañana. Gran general.
Hago un paréntesis. Todo esto que se habla, nadie se ha preocupado. Pregúntele a la policía o al ejército cómo soy yo conduciendo la seguridad.
Nadie ha hecho esa pregunta. Pero bueno. General Cardillo.
Gran persona. Imagínense. ¿Cómo queda usted a las 6 de la mañana con esa noticia en domingo?
Con la siguiente observación. Ese día era el desfile de silleteros. El fin.
La fiesta de las flores, que es la fiesta de Medellín. Negros y blancos en pasto. El carnaval de Barranquilla.
Pues cada uno tiene su fiesta. Medellín es la fiesta de las flores. La feria de las flores.
Y el último día es el desfile de silleteros. Esa es una tradición antioqueña desde que nosotros dos hubiéramos nacido. Toda la vida.
Listo. Y estaba en Medellín el señor Álvaro Uribe Vélez que al otro día, 7 de agosto, empezaba su segundo período presidencial. Con la popularidad más alta que cualquier político en la historia de Colombia, que yo conozca, pero yo creo que cualquiera.
Y estaba ahí, iba para el desfile de silleteros. Yo dije, ¿qué vamos a hacer? Hablé con un montón de personas.
Yo creo que hablé con el presidente un momento y le dije, mire lo que pasó. Alcalde. Yo me voy y dije, después del desfile de silleteros, cuando se vaya el presidente, yo voy a una rueda de prensa.
Es difícil describir todo esto que le pasa a uno, que le duele aquí, por acá, por todos lados, aturdido en muchos momentos. El tamaño de lo que significaba eso en el 2006. Sí, en el 2006.
Bueno, fuimos al desfile de silleteros. El presidente Uribe estaba súper orgulloso. La gente lo aclamaba.
Estaba en su tierra. Iba a ser el que tenía más popularidad en Colombia. Lejos, pero del que te lejos.
Siempre, yo tuve una relación amable y respetuosa con él. Siempre, toda la vida. Desde que fui a la Comisión Facilitadora de Paz del 21.
Y me han dicho, usted es un uribista enclosetado. Nunca ha salido a insultar. Yo he sido respetuoso con todo el mundo.
Pero bueno. Chao, se fue. El dichoso para su posesión en el segundo periodo y yo para responder ante lo que yo me imaginaba que me venía a continuación.
Se fue. Chao. Rueda de prensa del alcalde de Medellín, guerrillero capturado.
Yo veo esto lleno. Imagínese. Todas las cámaras, todos los micrófonos, todas las grabadoras.
En ese momento usaban grabadoras. Ahora lo graban usted con el celular. Con toda esa cantidad de cosas ya enfrente.
Yo veía a unos que se veía la dicha que tenían. Porque una de las cosas que hicimos fue, nosotros nunca, nunca en la vida escogimos a, por ejemplo, hacíamos comerciales, propagandas que tienen que hacer las alcaldías y los escogíamos por médico. Yo nunca tuve un periodista en mi nómina.
Nunca. Yo siempre he sido respetuoso de todas las personas en el mundo del periodismo. Yo estuve en periodismo.
Yo no soy periodista pero estuve. Otra vez en Caracol 6am. En fin, varias cosas.
Siempre respeto. Y yo veía a unos dichosos porque no me podían ver. Entonces, antes de empezar, yo digo, voy a decir unas palabras.
Señor Freddy Escobar, yo lo conocí. Él estuvo en una lista para el consejo que me apoyaba a mí. Él fue candidato al consejo.
Estuvimos en varios lugares, en varias reuniones de la organización social de Medellín, de los sectores populares de Medellín. Allá estaba. Fue parte de esa lista.
Yo estuve con él. Hay fotos mías con él. Yo fui almorzada a la casa de Freddy Escobar, con quien era mi señora en ese momento.
Allá estuvimos. Sé dónde queda la casa donde me invitaba de su familia. Y a Freddy Escobar lo escogí yo para que fuera de la Junta de PM.
Y lo escogí por lo siguiente. Había una queja en Medellín que los sectores populares estaban pagando unos servicios públicos muy caros. Yo había escogido todas las personas de la Junta.
Juan Camilo Restrepo, por ejemplo, el exministro, fue parte de la Junta. Yo sabía que Freddy Escobar había estado en los sectores populares, dictaba clases en la Universidad de Antioquia y había estudiado el tema de servicios públicos. Y yo dije lo voy a traer a Freddy Escobar para que haga parte de la Junta, para que represente ese sector.
Ese es mi espíritu. Lo voy a traer. Y yo lo traje.
Dije, nadie me obligó. No fue que me dieron escopo a la mina y entonces me escondí. Gente que me decía, diga que usted no lo conoce.
Pues que lo vio porque le toca, que en la política es así. En política hay muchas veces que uno se toma fotos con personas que no tienen ni idea de quién son y después le pueden sacar la foto. Y yo con él no fue nada de eso.
Yo fui el que lo escogí, yo fui el que lo puse allá. Me engañó a mí, engañó a la comunidad y aquí estoy yo poniendo la cara. Gente que me decía, hágase loco.
No, yo voy de frente. Y así la puse. Preguntas.
La gente queda desconcertada. Lo habitual ahí es, trate de sacar ya saben qué para evadir responsabilidades y minimizar el daño. Pum, de frente.
Entonces no fue con una estrategia que me dijo, venga, diga esto. No. Escuché mucha gente, mucha gente, mucha gente que yo respeto, conozco y llegué a esa conclusión después de escuchar.
Y eso es ser líder. Porque es que el líder tiene una soledad muy tremenda. En momentos decir sí, cuando vamos arriba 90% de las encuestas, pues uno muerde la risa.
Pero ya cuando los problemas. Es cuando usted siente esa soledad tan tremenda. Bueno, listo.
Preguntas. Pero entonces las Farc infiltraron a EPM. No la infiltraron.
Yo lo puse. Yo. Yo soy el responsable de que él esté ahí.
Y ya les expliqué por esta razón. Pero entonces ahora sabe las Farc la infraestructura de EPM. Las Farc no necesitan tener un miembro de la junta directiva de EPM para saber dónde están las torres que han volado ya hace cuánto tiempo.
Y yo no sé dónde están las torres. Sí, eso no fue pues la infiltración que fue tan verraca que metieron a este a Fajardo allá. Pero entonces ahora sabe los secretos.
Todo esto está en un acta. Todo lo que nosotros hacemos aquí tiene que quedar en actas. Más preguntas?
No. Muchísimas gracias. Así fue.
Yo puse la cara, dije la verdad, mirando a los ojos. No eso que usted ve uno que está hablando y dice, este está diciendo mentiras y tapas. Está tratando de tapar algo como se ve en tantos.
Yo la puse de frente y respondí por eso. Dificilísimo. Señor, lo capturaron.
Yo no lo veo desde la última junta directiva donde estuvo. Yo no lo veo desde ese momento. Tengo entendido que hizo parte de los que negociaron la paz y que no sé.
Pero yo no lo volví a ver. Pero ese fue el evento. Entonces puse la cara.
Eso es difícil. Eso es muy difícil en ese momento. Yo tenía sobre mis hombros todo lo que habíamos construido.
Todo nuestro movimiento. Toda nuestra historia. Todo.
Y tiene la confianza esa característica. Yo siempre digo de esta manera. Usted ponga, piense en una, la confianza es una alcancía y usted todos los días póngale una moneda.
Y ahí es el momento en que la tiene que romper. Aquí la rompe. Yo me estaba jugando todo en dos palabras.
Si yo hago cara de asustado, yo pongo esto, gagueo, tal cosa, quedamos listos. Pero cuando usted utiliza bien la confianza, se multiplica la riqueza. Creo más en él.
Y yo sé, por ejemplo, de parte de todo este mundo político, lo que me han atacado es tratar de minar la confianza en mí. Porque ellos saben cuántos procesos no me han abierto. Cuántos no lo han investigado.
A cuánta gente que ha trabajado conmigo la han investigado para tratar de joderme a mí. A mí todo eso lo he visto. Y me duele porque mucha gente ha sufrido por eso.
Gente que está por convicción. No ha habido una sola persona que haya trabajado conmigo que esté implicada en corrupción o alguna cosa. A mí me han investigado todo lo que quieran.
Pero ese es el poder. Y por eso ellos saben que la confianza es lo más verrajo para tener la mayor riqueza que uno puede tener es que ustedes puedan confiar en mí. Confiar no quiere decir ser seguidor.
Pero yo sé con quién estoy sentado, sé qué persona es, sé cómo toma decisiones y puedo decir yo confío que está en esto. Creo Sergio que la transformación de Medellín en su alcaldía y la siguiente de Alonso es indudable.
[Orador 2]
Se hicieron muchas cosas. Parques bibliotecas, Parque Explora. Tumbó usted muros en el jardín botánico en una icónica escena.
Usted montaba en una de esas cosas amarillas que no sabía manejar.
[Orador 1]
La tumbamos.
[Orador 2]
Hago este pequeño resumen porque yo creo que sin ser salamero creo que sí es una reivindicación de que lo que usted decía sí funciona. Cuando se llega al poder y no se ven puestos y no va a llegar a robar, se hacen cosas y se hacen cosas muy importantes. Déjeme la última para que cerremos.
Porque una de las grandes críticas a su alcaldía, en Colombia todo el mundo intenta coger un pequeño escándalo o un gran escándalo y encasillar al personaje en eso.
[Orador 1]
Nadie le va a regalar a usted nada. ¿Qué maravilla el Parque Explora? Nadie va a decir eso.
Jamás. Yo lo veo y a mí se me salen las lágrimas de orgullo. Sitio del turismo más importante de Medellín es el Parque Explora.
[Orador 2]
Estoy sospecho que viene.
[Orador 1]
Sospecho.
[Orador 2]
Lo que va a empezar a decir la gente es lo que no dice Fajardo es que cuando Manuel llegó al poder se pacificó Medellín. Fue porque él hizo un pacto con Don Berna. Que por supuesto es algo que nadie serio cree.
Pero hábleme un poquito de su visión de eso. Usted entrevistó a Santiago Tobón, el investigador de AFIT en su podcast.
[Orador 1]
Que ha investigado la dificultad de la creo que lo llama gobernanza con las bandas criminales.
[Orador 2]
Hay muchos barrios hoy en día en Medellín donde mandan las bandas criminales y entonces la gente tiene su idea y entonces si es un poco más derecha dice no, pues lo que hay que dar es plomo.
[Orador 1]
Pero es un problema realmente muy complejo de cómo se interviene, qué se hace. Entonces lo permito que usted hable sobre Listo, pues me voy a desplayar un poco. Son las 12.
Aquí no me voy sin responder. Esta es una buena oportunidad para responderla. Gracias Andrés por permitirme y por preguntarme eso que es importante y hace parte de todos los líos de hoy.
Pero bueno. Entonces en el 2002 se dio la operación Orio. Se ha hablado mucho de eso.
Era el presidente Álvaro Uribe, el alcalde de Medellín Luis Pérez Gutiérrez y se dio esa operación. Con todo lo que significa en todas las dimensiones que significa eso. Yo no voy a repasar eso.
No me corresponde a mí ahora. Después, año 2003 el gobierno del presidente Uribe entra a negociación con las autodefensas en Colombia. Los paramilitares.
Mancuso, uno de esos. Castaño. En fin, todo ese mundo.
2003 con Medellín con el señor Luis Pérez que fue parte de todo esto como alcalde. Entonces quien tenía el poder de ese poder paramilitar sobre Medellín y una buena parte de Antioquia y en muchas partes era el señor Diego Fernando Murillo, conocido como Don Berna. Con él negociaron.
Estaban en ralito todas esas negociaciones encabezadas por Sadas Pretelli y Luis Carlos Restrepo. Una negociación que todo el mundo sabía. Piense lo que quieras sobre la negociación y esa era.
Y negociaron con el que estaba ya, el señor que llaman Don Berna. Negociaron. Eso lo negociaron antes de que yo ganara la alcaldía de Medellín.
Estaba negociado. De hecho, yo ganó la alcaldía de Medellín y en diciembre, noviembre del año 2003 se recibe el primer grupo de reinsertados del bloque cacique nutibar asociado con el señor Don Berna. Y hay un grupo, una comisión de personas entre las que estaba uno que se convirtió famoso que era alias Hope y otras personas Corporación Democracia.
Esos eran los escogidos por el Gobierno Nacional reconocido como son los que están reconocidos ahora en las negociaciones. Ya habían negociado. Y a mí me toca.
Lo recibe Medellín antes de llegar nosotros. Cuando llegamos allá no había ningún plan para reinsertarlos, muchas cosas. Pero nosotros llegamos y recibimos esto.
Y estaba empezando. Yo no negocié ni una palabra, ni tuve que ver con ninguna de esas negociaciones. Entonces yo, lo voy a decir en estos términos, no tenía nada que ver con esto que llega aquí.
Nosotros recibimos esto y tomamos una decisión y es, nosotros vamos a hacer la reinsertación. No la van a hacer desde Bogotá, sino nosotros la vamos a asumir acá y terminamos recibiendo Alonso, secretario de Gobierno. Terminamos recibiendo como 4.600 personas en todo ese periodo. En Medellín. Pero lo mejor que hicimos fue hacerla nosotros. Porque están físicamente en un territorio.
Aquí hay mucha gente que habla muchas cosas de paz y de negociaciones y no han visto un criminal, no saben qué es lo que pasa, no saben qué pasa en una comunidad. Hablan y hablan y dan discursos jamás han visto. En esa Medellín que nosotros nos habíamos caminado, que yo me había caminado de lado a lado, donde estaban todos esos.
Nosotros sabíamos que era Medellín. Y empezamos a hacer el proceso de reinserción. Esto es dificilísimo.
Los procesos de reinserción son dificilísimos. Hay gente que está haciendo trampa. Hay gente.
Todo eso pasa. Por eso yo digo, mucha gente no sabe. Hablan y dan discursos y hacen proclamas.
Y entonces, nosotros, por ejemplo, tuvimos un paro de las autodefensas relativamente pronto. Me acuerdo que pararon todo Medellín. Yo me acuerdo viendo ese paro y cómo desplegamos con el general Carrillo que ahora mencioné.
Aliste el metro y siempre le decía, ustedes firmaron. Yo nunca firmé. Ustedes tienen una responsabilidad, que es que fue una negociación del Estado Nacional con ellos, no conmigo.
Yo nunca me he visto en mi vida con el señor Donberna. A Alonso le tocó hablar con él en la cárcel. Estaban negociando y estaban con un montón de gente que viene de la criminalidad.
No entienden eso. Y empezamos a hacer el proceso de reinserción muy exitoso. Pero nunca fue una negociación de nosotros.
Por eso, esa expresión es una de esas fáciles de repetir. Donberna, no. Con él había negociado el Gobierno Nacional.
Y nosotros lo que hicimos fue, vamos a hacer el proceso de reinserción. Vamos sacando y vamos ocupando los espacios. Nosotros sí sabíamos ocupar los espacios.
Ocupamos los espacios en Medellín. Empezamos a trabajar. Es una cosa tremenda.
Y yo por eso tengo la convicción de que las cosas se pueden hacer bien. Hay lecciones aprendidas que este gobierno no entendió con esa paz total que muchos de los que están ahí me insultan a mí y me dicen eso. Falso.
Falso de toda falsedad. Yo no tuve ni he tenido. Y esa fue la negociación del Gobierno Nacional y nosotros avanzamos en ese proceso de reinserción.
Y empezamos. Y aprendí muchas cosas. Doy un ejemplo.
Todo esto con personas que están preparadas para ese tipo de conversaciones. Es que eso es muy difícil. Este está hablando con una gente que ha estado en el mundo criminal, que está en la ciudad, que está en estos espacios.
Puede ser en el edificio de aquí del Frente Star. O sea, eso es complicadísimo. Bueno, listo.
La vida es así. Nadie va a decir que es tan complicado, muy difícil, que le tocó. No.
Nadie va a decir sino lo que están diciendo. Falso. Rotundamente falso.
No hay una sola persona que pueda decir que yo, Sergio Fajardo, he negociado con nadie. Ni una. Ni el señor Don Berta jamás ha dicho que yo tuve alguna...
Nada. Porque fue así. Y ese era el grupo que estaba negociando.
Y era una negociación. Y sirvió mucho para Medellín. ¿Sí?
Y el Gobierno Nacional fue respetuoso con nosotros. Además nosotros lo estábamos haciendo con toda seriedad. Por ejemplo, aprendí una cosa.
No se me olvida el día. Bueno, yo caminaba mucho. Seguía caminando por muchas partes donde no entraba nadie.
Yo había entrado desde el 2000. Entonces una señora me dice alcalde, ¿cómo le parecen? ¿A quién el muchacho de la casa del lado?
Porque eso es así. O sea, la casa del lado está en el programa de reinserción. Tienen un programa especial de educación.
Porque los que se salieron de la escuela siempre, la obsesión, vuelvan a la escuela pero no pueden volver a la escuela normal. Ya tiene 30 años y ¿cómo lo vamos a poner en quinto y primaria? Programa especial de educación buenísimo.
Todo eso se puede hacer. Entonces, miren todo lo que tiene él. Y el hijo mío, que está aquí.
¿Sí? Nunca ha estado en la criminalidad. Y aquí lo tengo sentado en la casa y no puede hacer nada.
Entonces tiene que ser criminal señor alcalde para que lo pongan a atención ustedes. Tremenda lección. Yo le dije, no, tiene todas las...
Creamos el programa Jóvenes con Futuro. Jóvenes que están sin oportunidades. Que están en todos estos espacios y tenemos que trabajar con ellos.
Gran lección. Hay que trabajar con todos en todas esas comunidades. No solamente los que se están reinsertando, que hay que hacerlo.
Y que un buen porcentaje con un buen programa de reinserción se reintegran. Muchos se reintegran. Hay unos 10%, 15% que se van a quedar en la criminalidad y ahí no va.
Eso hay que saberlo y entenderlo y así pasa siempre. Pero hay que trabajar con estos otros. Lo hicimos.
Nosotros hicimos el presupuesto participativo en todos los barrios. La gente tenía miedo al principio porque aquí están sentados. Mírenlos, ahí están los que...
Los muchachos, como decían, ahí están. Todo el mundo sabía. O sea, estamos hablando de un problema de unas dimensiones extraordinarias.
Medellín fue la más violenta de la Tierra y todo eso. Pero nosotros, mi filosofía es, vamos quitando el espacio. Quita el espacio, ocúpelo.
Quita el espacio, ocupe. Llegue con las intervenciones sociales y eso fue lo que hicimos, una derraquera. Ahora, me salen con ese cuento que...
¡Nunca en la vida! ¡Nunca en la vida! ¡Eso es!
Y con Alonso trabajamos y empezamos a trabajar con las víctimas. ¿Se le imagina el lío? Esto era una cosa tremenda.
Por supuesto, hoy en el 2025 sale una persona, no le voy a poner un calificativo, pero se me viene a la cabeza pero no lo voy a poner. Y dice, no, es que estaba con... No hay derecho.
Pero bueno, esta es la política. La cantidad de mentiras que vienen, la cantidad de insultos que vienen, la cantidad de agresiones que vienen, son tremendas. Vamos a ver qué pasa.
Estamos apenas empezando. Pero yo mantengo viva la convicción. Yo creo que hay mucho que he aprendido.
Yo, entrar al mundo de las redes para mí fue una cosa tremenda. Me ha servido enormemente. Muchas dimensiones a mí en la vida.
Aprendí a hablar otro lenguaje, otra cultura. Hablo distinto. Hablo con otro tono.
¡Bien, bien! Y estoy contento. Y no me voy a dejar amargar.
Y vamos avanzando. Falta todavía para tomar la decisión. Hay temas personales que uno tiene que considerar en todo esto.
No son para hablarlos en público. Pero yo tengo la misma convicción. Tengo la misma convicción en la vida.
Vamos a ver qué pasa. Y he dicho, yo prefiero perder a hacer trampa, para ganar. Y me dicen, no, ahí está pintada Fajardo.
Es que el ego de él. ¿Cuál ego? ¿Cuál ego?
La convicción de la vida. La alegría de estar en esto, que es muy duro. En muchos sentidos es muy duro y muchas personas han sufrido.
Pero, bueno. Aquí voy Andrés. Fajardo, lo felicito.
Le agradezco por su trabajo y le deseo mucha suerte en el futuro. Muchas gracias. Muy querido.
Yo no sé si aquí repiten, pero bueno, si algún día repetimos, repetimos. Muchas gracias, hombre. Te había visto.
Un gusto. Bueno, gracias. Chao.