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Juan Hoyos's avatar

Excelente ensayo, pero discrepo. Creer que vivimos en un vacío épico es un error de perspectiva. La historia nunca fue una sucesión constante de historias deslumbrantes. Hubo épocas inmóviles, siglos enteros donde nada parecía cambiar. Pero hoy confundimos velocidad con vacío. El vértigo de la acción, la compulsión por el “like”, la ansiedad del éxito inmediato, nos hace creer que no hay historias que contar. Lo efímero se impone sobre lo duradero. La impaciencia devora la épica.

Sin embargo, vivimos un momento inédito. La aceleración misma es un fenómeno épico. El mundo se fragmenta y se despliega en nuevas dimensiones. Nos asomamos a rincones del universo que antes eran apenas ficción. La imaginación de Asimov y la contemplación de Sagan hoy se materializan. Pero el asombro se marchita en la monotonía de lo inmediato. Hemos perdido la capacidad de contemplar. Damos todo por hecho.

Lo que antes era mito hoy se materializa: computadoras cuánticas que desafían la lógica clásica, androides que interrogan nuestra humanidad, cohetes reutilizables que banalizan lo extraordinario. Lo prodigioso se vuelve cotidiano y, por eso, invisible. Este momento es quizás la mayor transformación social y tecnológica en la historia.

En dos siglos, la humanidad se ha proyectado fuera del planeta, ha creado materiales que desafían la comprensión, ha comenzado a desentrañar la antimateria y la materia oscura. Todo eso ocurre mientras declaramos que no hay nada que contar?. No es que falten épicas. Falta atención, falta paciencia, falta profundidad. Tal vez las historias más grandiosas ya se están escribiendo, pero nuestra mirada superficial no las alcanza.

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Jose P. Jaramillo C.'s avatar

Bien!

Dos comentarios:

1) El "comeback" es factible (no sé si será "católico"); las sociedades y las personas por su inmadurez son pendulares y el caso más sintomático es Irán, que de manera progresiva a partir de los años 50s se abrió a Occidente (la mentalidad individual que describís es Occidental y Persia la experimentó integralmente) y que tras la revolución islámica, dio un vuelco de 180° regresando al país a un oscurantismo religioso propio de la edad media. Es decir, hay cosas peores...

2) Más que "tener algo que contar", estamos en una sociedad intoxicada de la Dopamina que genera el reconocimiento social por tener algo que mostrar, por tener algo que presumir, por lucir el placer del ratico sin más estructura o consciencia de las implicaciones de largo plazo. Dubai se convirtió en un destino común (vulgar) que ha hecho común a las personas que lo anuncian con orgullo, ocultando el costo que asumen por dicha travesía.

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