Una de las ideas que he sostenido a lo largo de mi carrera es que uno decide aceptar un trabajo o empezar un proyecto no pensando en el trabajo o en el proyecto sino en uno mismo. Incluso en un proyecto propio, es más importante pensar en uno que en el proyecto. Suena como la tapa del egoísmo, pero ténganme paciencia.
Lo más importante de un nuevo trabajo no es el pago, la oportunidad, la oficina, la satisfacción que va a darle a la persona, ni siquiera el equipo con el que va a trabajar o el jefe que lo va a liderar (antiguamente regañar). Lo más importante de un nuevo trabajo es la manera como ese trabajo va a moldear al individuo. “Nosotros hacemos el trabajo, pero en cierto sentido el trabajo también nos hace” escribió Mario Sergio Cortella y hay que citarlo ciento un veces (y ya llevo varias).
El filósofo Harry Frankfurt dice que se persigue un fin no solo por lo valioso que alguien encuentre esa finalidad, sino por los medios a los que uno se ve sometido al haberse decidido por ese fin. La finalidad de escribir un libro suele ser la de publicarlo y que alguien lo lea. En realidad la decisión de hacerlo somete a la persona a una suerte de experiencias -algunas placenteras, otras más bien poco, pero todas formativas- y ahí, en la persecusión del fin, hay incluso más consecuencias que en la obtención del objetivo final.
Un ejemplo: hace años escribí un perfil del entonces desconocido consultor de estrategia Alejandro Salazar. No lo sabía cuando decidí hacerlo, pero la sola investigación para ello me insertó en el mundo de la estrategia y terminó informando la manera como entiendo no solo esa disciplina sino incluso el capitalismo. Uno hace el trabajo pero el trabajo todo el tiempo está -de qué callada manera, dice la canción- obrando sobre uno.
Este año decidí leer todas las revistas Semana de los 90. No tengo claro para qué, salvo la vaga idea de que ahí voy a poder cogerle el sabor al ambiente político de esa década. Pero mi experiencia con el efecto moldeador de los proyectos ya me anticipa que ese fin que me he planteado no será -ni estará cerca de ser- lo más importante al cabo de la tarea. Tarea que por cierto ya vi que me va a tomar mucho más de lo imaginado (después de varias sesiones voy apenas en junio del 90).
Las manifestaciones más evidentes de la manera como los trabajos nos tallan son el tunel carpiano, o el pulmón negro de los mineros de carbón, ni qué decir de lo qué el trabajo les hizo a los que atendieron la emergencia de Chernobil. Pero poco se repara en que el puesto que uno acepta -un consulado en Lisboa por decir cualquier cosa- no resulta un objetivo por cumplir, sino un medio en el que uno se sumerge, como si fuera un líquido amniótico que termina por trabajarlo a uno de maneras misteriosas y -ojalá- maravillosas.
Recomendación de la semana:
Texto: Falling man por Tom Junod
Este texto es de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Es sobre una de las fotos más icónicas del 11 de septiembre. Décadas después es estremecedor aún leerlo pero vale la pena: es sensacional.
También: Nuevos substacks que estoy siguiendo
La gente se está montando a la ola substackera. Acá unos nuevos que estoy siguiendo:
David Gonzalez - Una perspectiva interesante de la realidad desde las cifras.
Andrés Mejía Vergnaud - Uno de mis intelectuales preferidos acaba de revivir su exitoso blog.
Federico Hoyos - Reflexiones sobre la política y sobre tomarse en serio.
Esta semana en Atemporal: Conversé con Julio Eduardo Rueda sobre ser pionero en el negocio del vino, crear el primer wework de Colombia, la manera como el consumo de vino ha cambiado en los últimos 30 años, la idiosincracia colombiana y más!
Esta edición del newsletter es posible gracias a COMFAMA. Me gustó un video que vi de COMFAMA en el que contaban cómo habían logrado pasar a una semana laboral de 5 días para todos sus trabajadores sin dejar de prestar sus servicios habituales (incluso en fines de semana). Con un sistema eficiente de turnos, lograron que muchas personas puedan programarse y tener suficiente tiempo para actividades valiosas: visitar familia, ocio, deporte.
Eso me parece muy valioso de COMFAMA: están constantemente poniendo sobre la mesa temas importantes para el futuro del trabajo. En esta nueva era que está a la vuelta de la esquina, los líderes de organizaciones bien harían en acudir al conocimiento acumulado en siete décadas de existencia y trabajo que tiene COMFAMA.
Muy buen punto, Andrés. El trabajo nos moldea, y debemos ser nosotros fruto de ese trabajo. Saludos desde Venezuela.