Atrapados en la historia
¿Cómo decide realmente un presidente?
He estado estudiando el tema del Palacio de Justicia. Cuarenta años después, todavía no hay claridad sobre datos tan elementales como, por ejemplo, el número total de muertes. La del Palacio sigue siendo una historia en disputa y los del M-19 -y sus intelectuales afines- quieren endilgar toda la responsabilidad de lo sucedido al ejército, mientras que, en el desespero por contestar con una cosa apenas sensata -que lo del M-19 fue de entrada un acto criminal-, se cae en el error de minimizar los crímenes (11 desparecidos, por ejemplo) que cometieron las fuerzas del orden.
Algo que me ha llamado la atención sobre el Palacio es la manera como los actores políticos toman decisiones.
Uno creería que un presidente, que tiene una cantidad de gente competente a su disposición, llega a las decisiones a través de un proceso sesudo en el que se evalúan con frialdad los factores decisivos. En una crisis como la del Palacio, o por ejemplo en la que se muestra en House of Dynamite, en la que el presidente de Estados Unidos tiene solo 18 minutos para decidir cómo reaccionar a un ataque nuclear, la frialdad de la decisión se somete al fuego y hay más premura, pero en todo caso uno espera que alguien que ha llegado a un cargo tan sofisticado tenga al menos en su raciocinio alguna consideración de Teoría de Juegos o de algún otro marco teórico que lo conduzca a tomar la mejor decisión o, como es el caso en las decisiones de gobierno, la menos peor posible.
Pero parece ser que lo que más espacio ocupa en el cerebro de un actor político a la hora de tomar muchas de sus decisiones es el antecedente histórico más cercano.
Lean cualquier cosa sobre el Palacio y verán que hay dos episodios de la historia nacional que se repiten una y otra vez en los testimonios de los protagonistas. Son el nueve de abril -El Bogotazo- y la toma de la embajada de República Dominicana, que había hecho el mismo grupo guerrillero cinco años atrás.
Noemí Sanín, que era ministra de comunicaciones, explica en sus testimonios que lo que intentaba con sus instrucciones a los medios -otros dicen, con su censura a los medios- era evitar un “nuevo 9 de abril”. Algún comandante del ejército, en cambio, quería evitar que se repitiera la toma de la embajada de República Dominicana, es decir, una toma larga en la que al final los guerrilleros salían victoriosos, con un millón de dólares en el bolsillo y en un avión rumbo a su tierra prometida, esto es, Cuba. Por eso había que disparar sin pausa -que la situación no se enfríe, dicen en unas de las conversaciones entre mandos militares que un ciego (increíble historia) grabó clandestinamente- y llevar a los guerrilleros a agotar rápidamente su munición. Los del M-19 también tenían en mente ese antecedente histórico y por eso entre sus provisiones empacaron cobijas y ruanas para que no fuera a ser que los cogiera el frío de la noche bogotana en ese Palacio que aún no sabían (¿o sí?: otra verdad disputada) iba a arder en fuego antes de que oscureciera.
La frase dice que la historia no se repite, pero rima, y la impresión que me da es que el criterio que más termina pesando en la toma de decisión de un actor político es el de con cuál pedazo de la historia rima esta situación particular y como evitar, o propiciar, que suceda más o menos igual.
En las elecciones presidenciales pasadas, en Colombia, hubo un antecedente histórico que pesó más que cualquier otro en el voto de mucha gente: el estallido social de 2021. Muchos entonces votaron para evitar un nuevo estallido, tesis que conocimos en el momento como “la explosión controlada”. Ni un presidente, ni un comandante guerrillero, ni un comandante del ejército, ni nosotros mismos estamos exentos de la captura cognitiva de la historia.
Creemos que en medio de la crisis hay allá, en el Palacio de Justicia y en el Palacio de en frente, un agente racional que toma decisiones evaluando múltiples factores, pero la realidad es que se trata de alguien que simplemente está atrapado en la película de su propia cabeza que le repite una y otra vez las mismas imágenes: ya las escenas en blanco y negro de una ciudad en llamas, ya las de una embajada de bandera de cuadros azules y rojos y unos guerrilleros sonrientes que querían recochar y bailar -y para ello se la pasaban cometiendo crímenes- y al final se les recompensaba -muestran las imagenes- con el avión que despegaba hacia la tierra prometida.
Recomendación de la semana:
Película: House of Dynamite en Netflix
Peliculonon.
Esta semana en Atemporal: Entrevisté a Fernando Cepeda sobre por qué en Colombia había que hacer desarrollo político antes que desarrollo económico, la manera como se conjuró la amenaza del dictador Rojas Pinilla, el gobierno de Virgilio Barco (y las amenazas de infiltración del narcotráfico) y mucho más!
Esta edición del newsletter es posible gracias a COMFAMA. Me gustó un video que vi de COMFAMA en el que contaban cómo habían logrado pasar a una semana laboral de 5 días para todos sus trabajadores sin dejar de prestar sus servicios habituales (incluso en fines de semana). Con un sistema eficiente de turnos, lograron que muchas personas puedan programarse y tener suficiente tiempo para actividades valiosas: visitar familia, ocio, deporte.
Eso me parece muy valioso de COMFAMA: están constantemente poniendo sobre la mesa temas importantes para el futuro del trabajo. En esta nueva era que está a la vuelta de la esquina, los líderes de organizaciones bien harían en acudir al conocimiento acumulado en siete décadas de existencia y trabajo que tiene COMFAMA.





Andrés, disfruto mucho sus escritos y muchísimo sus podcasts. Buen trabajo.
Referente a lo de "explosión controlada", del sinprincipios camaleón Roy, no se refería al estallido social o toma urbana sino matizar el hecho de que habían sido pillados en negociaciones/pactos con los narcos en la Picota
Llegué a su podcast gracias a una entrevista maravillosa con Pablo Navas, y ahora tengo el gusto de leer su primer Newsletter (excelente igualmente) y en este momento estoy terminando de ver a Marta Lucía Ramírez de Rincón (ex Vicepresidente) y encuentro algo muy particular, está Ud documentando la historia reciente de Colombia muy completa y muy amena. Me encantaría que entrevistara a Rudy Hommes, su vida es fascinante. Me encantaría tener alguna forma de contactarlo para proponerle entrevistas. Este es mi correo JorgeLuisForero@outlook.com.