No es fácil defender la mente cerrada. Si uno tiene la mente abierta entonces tiene más posibilidades de conocer el mundo y sus maravillas. Miguel Antonio Caro no salió nunca de Bogotá y se perdió de conocer el Tayrona. ¿Cómo justifica uno eso?
Hasta que uno no lo prueba no puede saber si le gusta o no. Esa es la premisa de los mente abierta. “Todo en la vida es una experiencia y hay que vivirlas”, le escuché decir ayer a alguien en un aeropuerto. Hay quienes llevan al extremo la apertura mental y prueban veneno de rana (que es psicodélico, entiendo) porque de lo contrario, ¿quién sabe de qué se están perdiendo? Un saludo para mi amigo más mente abierta.
Al final de su vida los mente abierta tendrán el instagram más completo pues habrán vivido más experiencias, probado más sabores, y conocido más cosas que los Caro de este mundo. Esa parece ser la ruta más atractiva, la que requiere más coraje, y la manera de fabricar una vida bien vivida.
Pero cada vez me caen mejor los mente cerrada.
Hace unos meses fui con un amigo a la taquería El altar, en Medellín. La idea era probarlos todos, pero muy rápido el hombre se casó con uno -no me acuerdo cuál era- y solo pidió de ese sabor toda la noche. Hace unos días volvió a Medellín y lo primero que hizo fue preguntarme cómo es que se llamaba esa taquería a la que habíamos ido. Estoy seguro que no va a conocer ningún otro restaurante de Medellín en lo que le queda de vida.
La tensión entre abrir la mente o cerrarla ocurre a menudo en restaurantes. Uno prueba algo sensacional y en vez de hacer lo sensato que es pedir más de eso, pide un ceviche (¿existe algo más sobrevalorado?) que no solo decepciona sino que anula la posibilidad de repetir el plato estelar.
Tengo amigos que cerraron la mente en cosas que me dan risa. Uno dice que no viaja porque viajar es “mañé” (guiso/de mal gusto). Otro no puede almorzar corrientazo. Solo no puede. Alguna vez Ryan Holiday escribió que entre trabajo, familia, y vida social uno solo puede escoger dos. Él escogió familia y trabajo y eso le permite ser realmente prolífico en lo último y exitoso (parece) en lo primero. Hay gente que va a reuniones sociales, pero nunca a bares.
Creo que lo que me parece admirable de los mente cerrada es que hay algo de autoconocimiento detrás. No siempre. Supongo que mi amigo que no puede almorzar corrientazo alguna vez probó alguno. Miguel Antonio Caro quizás sí le habría convenido sudar el traje en una flota yendo para Barichara. Aunque sea por tener claro que no le gusta la textura de la camisa de lino. Mi amigo que no quiere ningún otro taco salvo el de ¿camarón? se conoce bien. Sabe que su felicidad está en ese matrimonio.
Unas veces se cierra la mente con sustento empírico; otras veces por mero instinto. Yo la tengo cerrada instintivamente respecto de tirar pólvora, de probar veneno de rana, y de jugar futbol después de los 25 años. No se me ocurre sobre qué la he cerrado empiricamente, salvo, claro, sobre el sobrevalorado ceviche.
¿En qué han cerrado la mente ustedes? Los leo.
Recomendación de la semana:
Película: Mountainhead en HBO
Buenísima esta película sobre cuatro founders amigos que se reunen en una mansión en la montaña durante un fin de semana mientras el mundo colapsa por culpa de sus inventos. La caricatura que hacen de los techno bros es para morirse de la risa y hay claras referencias a founders de la vida real.
Esta semana en Atemporal: Conversé con Esteban Piedrahita, rector de la ICESI, sobre su paso por el DNP, su lente biológico del mundo, por qué el gran problema de Colombia no es la corrupción, y mucho más!
Esta edición del newsletter es posible gracias a COMFAMA. Me gustó un video que vi de COMFAMA en el que contaban cómo habían logrado pasar a una semana laboral de 5 días para todos sus trabajadores sin dejar de prestar sus servicios habituales (incluso en fines de semana). Con un sistema eficiente de turnos, lograron que muchas personas puedan programarse y tener suficiente tiempo para actividades valiosas: visitar familia, ocio, deporte.
Eso me parece muy valioso de COMFAMA: están constantemente poniendo sobre la mesa temas importantes para el futuro del trabajo. En esta nueva era que está a la vuelta de la esquina, los líderes de organizaciones bien harían en acudir al conocimiento acumulado en siete décadas de existencia y trabajo que tiene COMFAMA.
Nada que hacer con el ceviche. Jaja!
Gracias por alzar la voz en contra del pescado crudo.