200 de Atemporal
La historia de origen.
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Publicamos esta semana el episodio 200 de Atemporal, luego de cinco años al aire. Recuerdo que fue un final del año 2019 cuando nos sentamos Nicolás Pinzón y yo en una cervecería a “cerrar el año”. En principio ibamos a evaluar cómo iba 13%, nuestro primer podcast, pero terminó siendo la primera conversación en la que se incubó Atemporal.
Hoy me pregunto cuántos proyectos se están dejando de incubar con el rechazo/sustitución de las nuevas generaciones del alcohol. Jack London exaltaba las tabernas como lugares de congregación: “Los hombres acudían a ellas como los hombres primitivos se reunían alrededor del fuego”. Luego de un viaje a Estados Unidos, el escritor G.K. Chesterton observaba que “el cine presume de ser un sustituto de la taberna, pero creo que es un sustituto muy malo. Nadie disfruta más del cine que yo, pero para disfrutarlo un hombre solo tiene que mirar, y ni siquiera tiene que escuchar, mientras que en una taberna un hombre tiene que hablar”.
Cuando cuento la historia de origen de Atemporal suelo decir que anticipamos que los podcasts estaban migrando de su versión primigenia, en el que se hacían refinadas producciones de audio, hacia conversaciones largas. Pero eso es darnos demasiado crédito. En realidad lo que observamos -al son de un par de cervezas- fue que si un autor publicaba un libro de no ficción en Colombia, no había en donde hacer una gira mediatica podcastera, pues no había podcasts de entrevistas largas, a diferencia de Estados Unidos que ya para ese entonces nos parecía que estaba plagado de ese tipo de formatos.
No sé si fue que no conseguimos autores de no ficción o no los identificamos en ese momento, porque entre los primeros 30 episodios de Atemporal apenas veo dos: Juliana González-Rivera y Andrés Mejía Vergnaud. Claro que a Mejía no lo invitamos precisamente por ser autor de no ficción, aunque ya para ese entonces había publicado su opera prima (opera oscura) El destino trágico de Venezuela.
La idea original de Atemporal era conversar sin prisa. Poco más que eso. Alguna vez hablando con oyentes amigos nos confesaron que Atemporal les gustaba mucho, pero que era una recocha. Me imagino que se referían al entrevistado que se hizo un masaje en plena entrevista y ni siquiera apagó el video. O tal vez se referían a los momentos en que el entrevistado se paraba a recibir un domicilio (era la pandemia) y Nicolás y yo nos veíamos obligados a improvisar 2 o 3 minutos de, ahí sí, recocha.
Atemporal era medio recocha, pero gustaba.
Creo que una ventaja que siempre ha tenido Atemporal es que nunca se ha definido. Un poco a la Seinfeld, Atemporal es sobre “nada”, aunque yo le agregaría “en particular”. Atemporal en ese sentido ha tenido épocas recochudas, épocas estartaperas, y quizás la que más gente conoce, la época de historia reciente de Colombia.
A diferencia de lo que recomiendan siempre antes de empezar un proyecto -y que suena como una sugerencia apenas lógica- Atemporal nunca ha definido acerca de qué es. “Conversar sin prisa y poder mirar con calma las ideas y reflexiones”, decía el mensaje de invitación a Mejía, para que calculen la vaguedad.
La libertad metodológica de Atemporal le ha permitido mutar y adaptarse a las circunstancias. Adaptarse por ejemplo a la salida de Nicolás, que estuvo hasta el episodio 68. Adaptarse por ejemplo a la despedida de tres horas que grabamos Nicolás y yo -eso sí que fue una recocha- y que publicamos tres episodios antes de una entrevista, esa sí seria, a Enrique Peñalosa, que le hice cuando me recuperaba de un dengue.
A veces cuando publico un episodio que no es con un exministro hay gente que comenta “no baje el nivel”. No estoy bajando el nivel, estoy atemporaleando. Pasando a comentarios más agradables, ahora la gente comenta que tal u otra entrevista es un “documento histórico”. Cosa que me entusiasma, y ojalá sea verdad y sirva de algo o aclare algo sobre nuestra historia reciente. Pero intento no caer en la tentación de creer que Atemporal se encarga de documentar la historia reciente de Colombia. Ahí creo que podría pasarme lo de esa frase de Russell de que nunca se está tan cerca de un colapso nervioso como cuando se está convencido que el trabajo que hacemos es absolutamente crucial. Claro que tampoco se trata de irme al otro extremo e invitar a un exministro a recochar. Puede que Atemporal no sea sobre nada en particular, pero no he encontrado una herramienta más efectiva para forzarme a mejorar, a estudiar, a prepararme y articular mis ideas
La manera como lo pongo es que Atemporal es una maestría que no me toca pagar, en la que yo mismo armo el currículo, y por la que además me pagan.
En esa ambiguedad estratégica de Atemporal es difícil lidiar con la pregunta de ¿para dónde va esto? o ¿en qué va a parar? No sé con qué tema me vaya a obsesionar en el futuro. La gente cree que es imposible que encuentre con quién más hablar sobre Virgilio Barco y su gobierno. Se sorprenderán.
Recomendación de la semana:
Where did American Prosperity Go? por Kyla Scanlon
Es impresionante lo aguda que es y lo bien que escribe Kyla Scanlon.
Esta semana en Atemporal: Conversé en el episodio 200 de Atemporal con Juan David Aristizábal, que ha sido un gran mentor, sobre la quiebra de su empresa Protalento, cómo construir un país en el que nos queramos quedar y más!
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